Reos, migrantes e indigentes, foco de alerta

Consolidadas como santuarios del hacinamiento, desprovistas de normas sostenidas de higiene y relegadas a los últimos lugares de atención sanitaria, las cárceles de América Latina y el Caribe podrían convertirse en uno de los focos de mayor impacto por la pandemia del Covid-19 para una población penitenciaria regional de casi un millón 600 mil reclusos. Perdidos entre las aglomeraciones humanas, marginados a los rincones del desamparo urbano y olvidados por las políticas públicas de socorro social, los indigentes engrosan una de las comunidades latinoamericanas y caribeñas con más riesgo. Ocultos en las redes regionales clandestinas del contrabando de hombres y mujeres de América, obligados a viajar en precario y sometidos al sigilo por los traficantes, los indocumentados cubanos, haitianos, africanos y asiáticos quedan expuestos. Aunque las autoridades sanitarias internacionales alertaron que cualquiera que ignore las reglas básicas de higiene y protección podría enfermarse, el escenario es inquietante para