Romper la soledad

No hay adjetivo que alcance a describir los sentimientos provocados por la noticia de lo que aconteció el viernes pasado, cuando un alumno que cursaba sexto año de primaria en un colegio del norte del país asesinó a su maestra con un arma de fuego, para después quitarse la vida. La corta edad del niño, apenas once años, hace que el hecho sea más difícil de asimilar. Pensar que alguien que está iniciando su vida pueda ser el artífice de este tipo de acontecimientos nos obliga a reflexionar sobre cuáles fueron los motivos que lo orillaron a hacerlo. La realidad de nuestro país y del mundo no es sencilla. En México, la espiral de inseguridad que inició hace años alteró profundamente nuestro orden social. El miedo a ser víctima de la violencia ha hecho que las interacciones sociales se reduzcan, que los niños ya no puedan salir a la calle y que sus espacios de convivencia sean limitados. Ha generado que las nuevas generaciones crezcan en esta realidad y que no conozcan un tipo de vida en que la violencia no sea c