Saqueo arqueológico

Que, en una tarde, se vendan al mejor postor piezas arqueológicas que representan siglos de desarrollo cultural y artístico de nuestro país, duele. Que ignoremos el destino final de cada una de las 72 piezas de arte precolombino que desaparecen de nuestra vista tan rápido como aparecieron, perturba. Ver al embajador mexicano en Francia protestando en la calle mientras el subastador Alexandre Millon celebra emocionado el éxito de la subasta, da pena. Pero ¿qué aprendimos? Habrá que pensarlo para no quedarnos en la indignación efímera del día y abrir paso a la reflexión. En marzo de 2016, también en París, y en la misma Casa Drout donde hace una semana nos despedimos de obras maestras como la Chalchiuhtlicue, vendida en 337 mil euros, la sociedad Binoche et Giquello subastó 40 piezas de origen prehispánico. Entonces, la denuncia ante la PGR y el llamado a detener la venta concluyeron en un comunicado del INAH: "Además de haberse ratificado la denuncia y el dictamen mencionado, con fecha 26 de febrero del mismo