Sin techo... y sin escape del coronavirus

El ecosistema del día a día en la estación de trenes más concurrida de Bruselas es frenético. Por aquí circulan todos los días un promedio de 60 mil pasajeros que entran y salen con destino a todos los rincones del reinado belga y a las principales capitales de Europa. Largas filas en la taquilla, hombres de negocios con prisa, pasajeros despistados, madres con bebés en carriola y parejas de jóvenes tomados de la mano mientras caminan son algunas de las postales que quedan plasmadas cada día en la parada del sur. Pero el ambiente que se vive estos días no es el usual, Bruxelles-Midi luce desierta como nunca. Prácticamente todos los pasajeros se han resguardado en cumplimiento de la política de confinamiento y distanciamiento social dictada por el gobierno en un esfuerzo por contener la expansión del coronavirus, sólo se quedaron atrás aquellos que no tuvieron a dónde ir. Las personas sin techo se han quedado abandonadas a su suerte en el Titanic pandémico y hoy son las únicas almas que deambulan por los largo