Tres tristes tigres

El actual titular del Ejecutivo llegó a la presidencia con amplios márgenes de maniobra al contar con mayoría en las dos cámaras del Congreso de la Unión. Sin embargo, tres tristes tigres rondan en el ambiente. Mucha política y poco gobierno. Con frecuencia se confunde el quehacer político con el quehacer de gobierno. No son sinónimos. Más aún, nada asegura que el éxito político electoral conlleve a un buen gobierno. El pasado sexenio fue clara muestra de ello.   Para que una política pública funcione requiere de cinco componentes: sustento técnico, sustento jurídico, sustento político (concertación), andamiaje institucional (operadores eficientes) y partida presupuestal. La mayor parte de las propuestas hasta ahora presentadas exhiben fallas en varias de estas condiciones: débiles en la parte técnica, frágiles en su sustento jurídico, ayunas en la concertación con otros actores y operadores con poca experiencia. En materia de buen gobierno no existen los milagros y, a diferencia del quehacer político, en el