Trump, migración y los demonios sueltos

En un mitin político en Minnesota, el miércoles, Trump prometió ser “tan duro” en materia migratoria como antes. Poco antes había tenido que ceder ante la presión y había firmado una orden ejecutiva para detener la separación de familias de migrantes que su propia administración había venido implementando. Pero en este asunto la parte esencial rebasa el hecho de que el presidente haya tenido que recular. El tema central tiene más bien que ver con cómo Trump consigue detectar una serie de preocupaciones y miedos que existen en muchos estadounidenses (lo expresen abiertamente o no) y, luego, su capacidad para articular un discurso que conecta eficazmente con esos sectores de la población. La investigación ha mostrado que las personas que tienen miedo tienden a ser menos tolerantes, más reactivas y más excluyentes de otras personas (Siegel 2007; Wilson 2004). Estos sentimientos pueden afectar las preferencias electorales o el apoyo político de medidas tales como el cierre de fronteras hasta el castigo a determin