Unidad y más unidad

Ante la violencia que cobra vidas y se solaza en la tragedia, optemos por la unidad, el único camino, el único principio, que nos permitirá salir adelante de una circunstancia tan grave y compleja. Pactemos unidad. Unidad de todas y de todos. No unidad mía con los míos o tuya con los tuyos, lo que se da por descontado, sino unidad nacional, fortaleza nacional, de todas y de todos: los afines, los diferentes, los ajenos, los divergentes, los contrarios, los distantes, los opuestos. Todos nosotros, tan diversos y en algunos casos confrontados en ideas y convicciones, tenemos el interés común de la tranquilidad social, la seguridad pública, la paz. En esta aspiración, en este derecho, no tenemos diferencias de fondo. Porque sustancialmente todos queremos paz: vivir sin riesgo ni sobresalto; que nuestros jóvenes no sigan padeciendo o presenciando el grotesco espectáculo de la muerte violenta o la dolorosa realidad de crimen y crueldad; que las mujeres no se sientan amenazadas ni vulnerables; que nuestros niños vi