Ciego y abandonado, lucha por sobrevivir

Desde hace 20 años, Onorio Vázquez García permanece sentado en las gradas de la entrada oriente sur del Mercado de Los Ancianos acompañado de un viejo tambor oxidado y un par de desgastadas baquetas que usa para tocar melodías, instrumentos que le permiten ganarse unos pesos y con ello comprar una par de panes, algo de tortillas y queso para pasar el día. Desde hace 23 años a don Onorio lo abandonó su familia, su esposa y dos hijos ahora de oficio militar que están en el norte del país; nadie pregunta por él, nadie le brinda ayuda a pesar de las evidentes carencias que tiene. Lamenta que el abandono de su familia se dio después de haber quedado ciego por un accidente laboral, cuando el chofer del tráiler donde trabajaba perdió la vida cuando cayeron a un barranco de cien metros; él vivió, pero la vista se le apagó. Con algo de desconfianza para hablar, detalló que tiene 65 años de edad, es originario del municipio de Tapilula, sin embargo desde que tenía seis años fue llevado por sus padres a la ciudad de