Clara Gómez pide apoyo para medicamento

Se llama Clara, pero su visión es muy borrosa, casi nula. Tiene que ser guiada por su familia para que no caiga al caminar por el patio de su frágil casa, como su salud, como su vida, como sus emociones. Eleva los ojos al cielo y extiende la mano de la fe en espera de ayuda. Un reboso celeste la protege del viento fresco. Sentada en una silla de madera, la mujer dice tener 74 años cumplidos. Ella es del 15 de noviembre. Espera poder llegar a los 75, dice. No es que sea pesimismo, sino realismo. “Nadie tiene la vida comprada”, dice con justa razón. Y más a su edad, y más con los achaques que le abruman; Clara ve el panorama oscuro, desalentador. Suspira mientras sus ojos yacen semiabiertos. “La vida está muy difícil, mucho más que antes”, dice. Se refiere a la crisis económica, a la crisis de valores, a la inseguridad, a la corrupción, a todo aquello que duele y hace llorar a más de uno, a miles quizá. Y clara es uno de esos miles. Y llora. Y no es por el humo de la leña. Es que son tan pobres que no tienen pa