Con 90 años y la losa del olvido a cuestas

Los 90 años de edad y la pesada losa del abandono de sus hijos, le pesan como nadie se imagina. Por eso no disimula su dolor al preguntarle por aquellos que engendró. Lo acompañan cinco perros y los tristes recuerdos. El anciano enfermo y hace dos meses que no sale. No puede ir a recibir su apoyo gubernamental. Requiere de ayuda, sobre todo alimento y medicinas. La galera de lámina está al fondo de un terreno que Rubén compró con mucho esfuerzo. A su morada se llega por el carril de baja del libramiento Norte de Tuxtla, a unos 150 metros del asta bandera monumental. Tras dar la curva, está el único callejón que lleva a la calle Tamarindo. Una jauría de perros bravos da la bienvenida al visitante. Panchito, el mayor y más alto, no cesa de ladrar pegado a la tranca. Panchita y los otros tres, se suman a la vigilancia. Rubén se encuentra sobre su cama, solo viste una playera y ropa interior. Está enfermo. “Ya no ha salido. Antes venía a tomar su colectivo acompañado de sus perros; creo está enfermo”, dice una mu