Don Jorge, el hombre sin renuncia al trabajo

A Jorge García lo sostiene una profunda dignidad, la caminata y el amor por el trabajo. Pese a ser débil visual —prácticamente ciego— no abandona los oficios desde que llegó a Chiapas cuando participó en la construcción de la Presa Chicoasén. Hoy cambió los cálculos matemáticos por la venta de dulces de leche, pero su búsqueda es la misma ¡Caminar! Y camina. Todos los días anda auxiliado por un bastón. Carga en el bajo vientre una caja transparente con letreros apenas visibles. Vende dulces de leche, los empaca él mismo y ofrece a bajos precios para ganarse la vida. Se instala en espacios diversos donde su ‘cálculo económico mental’ le sugiere podría tener suerte en la venta. Se le puede ver en la esquina del Parque de la Marimba o en los conocidos tacos de la 16 Poniente, de Tuxtla Gutierrez. Sin embargo, a su andar casi a oscuras se le suma el silencio casi perpetuo. No lo dice, pero lo susurra ante la pregunta: sus venta son mínimas. No puede ver a la gente, no puede ofrecer su producto por consecuencia.