Inmóvil y sola, en el ocaso de la vida

Sus labios apenas se mueven para decir gracias, pero mentalmente eleva su oración para pedir ayuda divina y humana. Adela Castillo, de 85 años de edad, sufrió un derrame cerebral que la mantiene inmóvil en cama, una pareja cuida de ella, pero requiere una silla de ruedas, comida especial, medicina y tratamiento de un neurólogo. Tú y yo podemos ser la respuesta a su oración. Con mucho esfuerzo, Adelita fue subida al cuarto de la vecindad en la segunda planta, donde recibe el cuidado de una pareja que con paciencia, amor, pero con muchas limitaciones, vela por ella. Apenas fue dada de alta en el hospital “Gilberto Gómez Maza”, donde estuvo internada tras sufrir el derrame cerebral. “Creo fue de coraje, es que en la vecindad donde vivía sólo había un baño y siempre estaba ocupado, la pobre anciana se hacía afuera porque ya no aguantaba, y todos la trataban mal”, dice José Luis. Su esposa Edith se hace cargo por el momento de Adelita, pero son de muy escasos recursos. “Hermanas de la iglesia traen a veces un po