Este 27 de mayo se conmemoró el duodécimo aniversario del fallecimiento de Leonora Carrington, una de las pintoras surrealistas más renombradas del siglo XX y una figura icónica en el mundo del arte mexicano.

Nacida en Lancashire, Inglaterra, en 1917, Carrington adoptó a México como su hogar en 1943. A lo largo de su carrera, la artista británica-mexicana exploró su propio subconsciente y la relación entre las mujeres y la naturaleza, a menudo a través de figuras mitológicas y elementos fantásticos en sus creaciones.

Carrington encontró en México un espacio para expresar su voz y sus visiones únicas. Su peculiar estilo surrealista, imbuido de magia y misticismo, se plasmó en una serie de obras icónicas que han dejado una huella indeleble en la historia del arte mexicano y global. El trabajo de la también escultora está inspirada en gnomos, duendes, gigantes y fantasmas, producto de su educación irlandesa y del contacto con la mitología celta

Además de su producción artística, Carrington también fue una escritora prolífica y una activa defensora de los derechos de las mujeres. Su vida desafió constantemente las normas de género y las expectativas sociales, convirtiéndola en un modelo a seguir para las generaciones futuras de artistas.

El Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México ha organizado una exposición conmemorativa titulada “Leonora Carrington: un mundo surrealista”. La muestra, que estará abierta hasta el próximo mes, presenta más de cincuenta obras de la artista y ofrece a los visitantes una visión profunda del universo singular y cautivador de Carrington.

A doce años de su muerte, la huella de Leonora Carrington sigue viva y continúa inspirando a artistas y admiradores en México y en todo el mundo. Su contribución al surrealismo y al arte mexicano es incuestionable, y su legado perdura como un testimonio de la fuerza y la imaginación sin límites de esta mujer extraordinaria.

Leonora Carrington llegó a México en 1942, a la edad de 26 años. Huía de la persecución y violencia desatada por la Segunda Guerra Mundial. Ese mismo año, un año antes de que se estableciera el British Council en México, la nación demostró su disposición a la tolerancia y cosmopolitismo. México fue acogedor, abierto a la diversidad y al diálogo con otras culturas. Leonora decidió hacer de este país su hogar permanente.

En México, Leonora encontró su vocación por la pintura, pero también exploró su talento en la escultura, escenografía y escritura. Eventualmente, se convirtió en una de las figuras más prominentes del arte surrealista a nivel mundial. México atraía a los artistas surrealistas europeos de la primera mitad del siglo XX. Se trata de un país de ricas tradiciones culturales, un lugar donde otros artistas surrealistas, como André Breton y Antonin Artaud, descubrieron el valor de la identidad mexicana, una identidad construida sobre la base de la tradición indígena con influencias de la cultura occidental.

La presencia de Leonora en México es testimonio de la tradición de artistas y escritores británicos que han viajado o residido en este país, encontrando un espacio propicio para su creatividad. Figuras como Thomas Egerton, Edward James, D. H. Lawrence y Graham Greene han seguido este camino. En tiempos recientes, México ha acogido a destacados artistas británicos, como Brian Nissen y la fallecida pintora Joy Laville.