Artes, Ciencias y Reflexión Política

El Sabinal sin humanos

La ciudad capital chiapaneca está surcada por un río grande que la atraviesa y que algunos conocimos vivo. El río Sabinal es un fabuloso afluente surcado por árboles gigantescos de sabinos que serpentea el valle de Tuxtla y desemboca al Cañón del Sumidero.

Un gran privilegio para cualquier ciudad, estar cruzada por una cuenca hídrica que surte de agua a la población.

La tragedia del río Sabinal es la misma que se repite en las provincias de la República mexicana, la actividad humana condenó los aguajes a la profanación del entorno.

Pero ¿cómo sería el Sabinal sin humanos? Cuántos años tendrían que pasar para que sus aguas volvieran a ser cristalinas y estar habitadas por peces.

Al no recibir descargas peligrosas ni venenos jabonosos, empezaría un proceso de auto sanación y filtración de aguas negras, por la arena hasta disminuir los componentes que actualmente hacen inhabitable sus cauces y mortales para la vida humana.

Los intentos han sido vanos y de altos costos para los ayuntamientos, sin que ninguno se atreviese siquiera a comprometerse con el saneamiento del río.

Las estrategias han sido fallidas, los entubamientos, desazolves y encauzamientos fracasados.

Proyectos teóricos como los que hizo la fundación de Emmanuel “La tierra y el hombre”, llenando de piedritas los márgenes y las paredes, no tuvieron ningún efecto positivo, pero fue una inversión millonaria que quedó a medias.

¿Cómo se podría establecer la metáfora a una serie se suposiciones y cálculos de recuperación de la tierra en ausencia de la raza humana?

En la capital Británica, la BBC de Londres estuvo produciendo una serie que se llamaba “Un mundo sin humanos”, donde reflexionaba cómo serían las ciudades y la tierra si la intervención humana cesara de pronto.

Las concentraciones urbanas, calles y edificios empezarían a mostrar en sus fisuras la aparición de hierbas silvestres. Por las calles se empiezan a observar animales solitarios o en grupo, los que suelen agruparse en manadas, como venados y coyotes.

Los perros callejeros de regreso a su estado salvaje mostrarían comportamientos de sobrevivencia.

Los parques recuperarían la hierba original y animales que reconquistarían su territorio natural, que habitaban antes que fuese invadido por las grandes ciudades.

El humano generalmente acondiciona el medio ambiente a sus necesidades.

Hay quien sostiene la hipótesis que la raza humana no pertenece a la tierra, por la cantidad de acondicionamientos y cambios que requerimos para poder vivir en el planeta, como transformamos y climatizamos el entorno para sentirnos bien y para adaptarnos.

El costo para que la raza humana se encuentre cómoda ha sido muy alto para la naturaleza, la deforestación y últimamente en los mares se incrementa la alarma y el foco rojo de la contaminación por plásticos.

En un contexto provinciano, la descomposición de la naturaleza se aceleró los últimos cincuenta años. El analfabetismo ambiental de ciudadanos y gobiernos permitieron que mantos freáticos y ríos perecieran por la descarga de desechos urbanos e industriales.

A este proceso pertenece el Sabinal, donde aun se observa una que otra garza blanca solitaria tratando de adaptarse a las aguas negras.

Los ciudadanos merecerían ser informados por qué los intereses económicos han prevalecido sobre la salud de los habitantes, pues el río Sabinal representa una amenaza permanente para la ciudad y es una fuente de enfermedades.

Los gigantescos sabinos han prevalecido y se muestran renuentes a desaparecer, son gigantes silenciosos y testigos de la historia de la ciudad.

Nos queda la reflexión: ¿Cómo sería el Sabinal sin humanos?