Peor que una Invasión

El General Deshonrado

¿Puede haber algo peor para la soberanía de un país que la invasión de otro con mayor fuerza bélica? No nos referimos a Ucrania que ha sabido pertrecharse muy bien con el Ejército de EUA, posicionado en su vecina Polonia con muy buenos dividendos, pese a que se insista en que estamos aún en el preámbulo de la Tercera Guerra Mundial; no queremos pensar si Putin decide cargar contra Varsovia para enfrentar directamente a las huestes de Biden.

Pero no. De esto, aun sopesando la gravedad del destazado panorama global, no nos ocuparemos hoy, sino, más bien, quiero apuntar a la tremenda humillación infringida —y no analizada— a López IV, quien hacia el interior del país se siente infalible, por un desbordado Donald Trump quien se atrevió a referirse a AMLO, en la Casa Blanca y el primero de julio de 2020, como “un hombre maravilloso” en la escala más alta de la hipocresía.

Poco menos de cuatro años después, con el mundo convulso y el sucesor de Trump rebasado por las circunstancias y con pobres argumentos ante la actitud avasalladora de Rusia que no parece frenarse pese a sus bajas —lo mismo que durante la larga revolución del siglo pasado que la mermó considerablemente tras los estragos de la Segunda Guerra Mundial—, el célebre “anaranjado” rectifica y humilla al mandante-mandatario de México y lo señala como el personaje “más sumiso” de cuantos ha tratado en su largo andar entre el oro y la Casa Blanca. Un adjetivo que, de plano, parece colocar de rodillas al gobierno mexicano, aunque el pobre diablo de Palacio haya dicho que Donald —no el pato— es su amigo, “aunque sea capitalista” y que le cae muy bien. El hecho es que el enfermo AMLO se le dobló.

Esto es: ni siquiera se dio cuenta el señor López Obrador del alcance de la humillación, basado en un relato hiriente de su comportamiento cuando Trump le comunicó que pondría 29 mil soldados en la frontera con México, AMLO refunfuñó y Donald arremetió diciendo que entonces impondría aranceles de hasta el 25 % a los productos de nuestro país que entraran a EUA. Según contó el gestor de la invasión al Capitolio, el 6 de enero de 2021, a López Obrador se le doblaron las rodillas:

—No, presidente Trump… sus tropas serán bienvenidas en la frontera mexicana. No se preocupe usted.

Ahora, el Senado aprueba que tropas estadounidenses entren a territorio nacional con todo y su armamento de élite. Sin disparar un solo tiro y con la complacencia de un mandante-mandatario cobarde y sin rumbo definido, EUA logró su objetivo de dominar a nuestro país, aun cuando el propio Andrés dedujo, en el colmo de la desvergüenza y en su momento, que el ahora candidato procesado Trump había sido el presidente estadounidense ¡más respetuoso de la soberanía nacional! Y lo expresó mientras costeaba la ampliación del muro de la ignominia que parece un valladar contra las libertades esenciales de los seres humanos; las fronteras, quiérase o no, siempre han sido un atentado contra los derechos de cada ciudadano universal.

En la Unión Europea, insultada igualmente por Andrés que llamó a su parlamento “conjunto de borregos” y “colonialistas” —cuando han dado muestras de lo contrario—, se considera el Ejecutivo mexicano una especie de histrión y amigo, para colmo, del señor Trump. Así me lo han comunicado decenas de colegas de allende el mar. Y todavía hay quienes defienden, con los insultos a flor de piel, al “cabecita de algodón”, calificativo que dibuja la cursilería y superficialidad de este régimen caduco y empobrecedor, contrario a cuanto postuló en principio.

Más allá del 10 de abril de 2022 —la perdida oportunidad para revocarle el mandato—, cuando no se legitimó nada, López IV debía dejar el Palacio Nacional si alguna dignidad le queda. ¿O esperaremos a que las enfermedades lo obliguen a refugiarse en “La Chingada”? La historia la tiene perdida. Ya solo faltan menos de cinco meses.

La Anécdota

Cuando Porfirio Díaz Mori firmó el Tratado de la Noria el 8 de noviembre de 1871, dio por terminada su leyenda como militar —heroico el 2 de abril de 1867 en defensa de la república—, para alzarse con la condición de un golpista que pretendió acabar con la presidencia de Benito Juárez quien, luego de una invasión absurda e intolerable, comenzaba a reconstruir el país devastado.

Para fortuna histórica del “Benemérito”, una terrible angina de pecho le privó de la existencia en julio de 1872, menos de un año después del alzamiento de su coterráneo Díaz que así alcanzó el poder absoluto que mantuvo hasta 1911. Dicen que a los seres humanos, mujeres y hombres, se les juzga, generalmente, por sus finales, esto es como mueren. Y aquel bravo soldado juarista se convirtió en tirano y perdió sus fueros patrióticos.

El símil con López IV es indiscutible, aunque AMLO nunca fue capaz de pasar de la condición de agitador político sobornado por Salinas con nueve mil millones de pesos. Casi nada.

loretdemola.rafael@yahoo.com