El presidente de la Real Federación de Futbol español, quien es también uno de los cinco vicepresidentes de la Unión de Asociaciones de Futbol Europeo, ha sido suspendido por grosero e irrespetuoso. Suena a chiste, pero no lo es. De hecho es algo tan serio que en España no se habla de otra cosa. Luis Rubiales se llama este hombre y no tiene muchos fans. Se rumora que su éxito profesional ha sido inversamente proporcional a su humildad y no lo bajan de arrogante y engreído. La actitud desafiante que mostró durante la rueda de prensa ante sus colegas (“¡No voy a dimitir!”) no le ayudó en lo absoluto y, entre más pasan los días, más se hunde en el escándalo a raíz del Mundial femenino. Abundan las fotos, videos, teorías, especulaciones y fantasías; los expertos analizan y ofrecen veredicto. Yo ni siquiera soy futbolera y sin embargo aquí estoy.

Y es que en esta saga hay elementos de tragicomedia griega. La madre de Rubiales, Ángeles Béjar, se encerró en una iglesia de Motril, Granada, y se declaró en huelga de hambre hasta lograr justicia para su hijo. “Hola, quiero que esta chica diga la verdad... Estoy bien, muchas gracias. Ya, por favor, quiero rezar”, le dijo la Sra. Béjar a una reportera en su segundo día de encierro. Por otro lado, Juan Rubiales, tío del suspendido, declaró públicamente que “Él tiene un cierto sentido de que la mujer es un objeto. Necesita ayuda psicológica”. Además, hizo referencia a decisiones controversiales tales como corrupción, intimidación y demás. A favor o en contra, lo que es cierto es que la reputación de Luis Rubiales ya valió gorro. ¿Y cómo no? Después de una amplia y detallada explicación de lo sucedido el día de la final, preguntó: ¿Es tan grave como para que yo me vaya? Pues sí, Sr. Rubiales, sí es así de grave.

Difícil la posición de Jenni Hermoso, Los videos muestran a la delantera del Pachuca emocionada, abrazando no solo a Rubiales sino a todos los presentes. Yo me imagino que entre la pasión de los espectadores y la adrenalina del momento, sólo pensaba en el logro de su equipo. Según Rubiales, pidió permiso para el beso y Jenni aceptó, no obstante, ella declaró sentirse vulnerable “...y víctima de una agresión, un acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento por mi parte. Sencillamente no fui respetada“. El jefe de su jefe, ¿cómo decirle que no? ¿qué estaría pensando Rubiales? ¿En qué momento se le ocurrió que darle un beso y nalgaditas “traviesas“ a una jugadora, en vivo y a todo color, era buena idea? Por más que trato, no me cabe en la cabeza y al mismo tiempo no me extraña: después de todo y a pesar de estar sentado junto a la reina Letizia y la infanta Sofía, Rubiales perdió el estilo con sus gesticulaciones y expresiones corporales. Sin lugar a dudas, un señor con poca clase.

¿Qué pasará ahora?, me pregunto, porque esto va mucho más allá del futbol y la cultura que lo envuelve. Guerras de género las llamo yo y no se limitan a hombres y mujeres luchando por la igualdad. Anatómicamente hablando no hay punto de comparación, los varones son más fuertes, más musculosos, y en ese sentido siempre tendrán la ventaja, pero hasta allí. La fiscalía de España ha iniciado una investigación preliminar por abuso sexual así que habrá ropa sucia. #SeAcabó es el hashtag que intenta hacer en este país lo que el movimiento #MeToo hizo en Estados Unidos y que no se limita a este deporte, eso lo puedo asegurar.