Rumbo priista

*Cambiar nombre e imagen del partido, la incógnita

*Obligado a una renovación estructural y de fondo

Congreso de la Unión.- El otrora poderoso PRI vive momentos de indefinición. Al interior del partido hay incertidumbre sobre el paso a dar para salir de la depresión que le dejó la peor derrota de su historia, pues mientras algunos creen en su refundación, otros sienten la necesidad de inyectarle sangre joven para darle un cambio radical que lo aleje de ser sinónimo de corrupción y le permita ir recuperando los espacios perdidos.

La tarea se antoja titánica y pocos creen que el muerto resucite.

El partido está obligado a una renovación estructural y de fondo La derrota del PRI en las pasadas elecciones demostró que ni con todos los recursos que tuvieron para la campaña electoral, lograron cambiar la imagen de un partido corrupto e ineficaz que le dejó la actitud ilícita e inmoral de varios gobernadores salidos de sus filas.

Para darse una idea del desprestigio que carga el tricolor en sus espaldas hay que recordar que durante la pasada administración un total de 22 gobernadores priistas fueron investigados por desvío de fondos federales.

Su representación en el Congreso de la Unión ha quedado reducida a una “chiquillada” –término con el que se le conoce a los grupos parlamentarios minoritarios-, pues en el Senado de la República solamente cuenta con 15 senadores de un total de 128, mientras que en la Cámara de Diputados tiene 47 legisladores de un número de 500.

Hay quienes opinan que una reforma del tricolor podría incluso contemplar un cambio de nombre del instituto político, aunque lo que sí es un hecho que debe ocurrir es un cambio de formas, de actitudes para recuperar un poco de credibilidad en el electorado. Un cambio de siglas no será suficiente para recuperar la confianza ciudadana, hay que ir más allá, hay que ir a las causas de deber.

En la cúpula priista reconocen que el tema de la corrupción, fue el que más afectó la imagen del partido en los tiempos recientes.

La responsabilidad de la dirigencia del PRI está enfocada en echar a andar la reforma del partido y prepararlo para las elecciones de este año en Aguascalientes, Baja California, Durango, Tamaulipas y Quintana Roo.

Lo cierto es que entre los priistas hay incertidumbre sobre el rumbo a seguir para superar la crisis sin precedentes que están viviendo. Todo indica que han perdido la brújula.

Algunas encuestas, como la realizada por El Economista-Mitofsky, refieren que siete de cada 10 priistas consideran que el partido debe reconstituirse con nuevos cuadros y sólo dos de cada 10 creen que se debe aprovechar a sus militantes con experiencia.

En tanto, 47.3 por ciento de los priistas se manifestó a favor del cambio de nombre e imagen del partido; 43.6 por ciento se inclinó por mantenerlos y 9.1 por ciento no supo qué responder.

Entre 2001 y 2005 se pensaba que el PRI atravesaba por el peor momento en cuanto a presencia en los estados, pues gobernaba en 17 entidades federativas, pero los tiempos más difíciles son por los que atraviesa en la actualidad cuando solamente gobierna 12.

En sus casi 90 años de existencia, el PRI vive su crisis más severa, pues aunque en 2006 ya había caído al tercer lugar en las preferencias electorales con 22.22 por ciento, en 2018 llegó al sótano de la votación federal, con sólo 16.4 por ciento de las preferencias electorales.

Además de la Presidencia de la República, perdió dos gubernaturas, con lo que registra el menor número de estados que gobierna, con sólo 12 entidades; también perdió el control de los congresos estatales de sus bastiones históricos, como Hidalgo, Colima, Estado de México, así como de estados donde había perdido la gubernatura pero mantenía el control del Congreso, como Sonora, Sinaloa, Oaxaca, Morelos, Tabasco y Veracruz.

En las pasadas elecciones, Morena venció en cinco de los nueve estados en juego, mientras el PRI no ganó en ninguno.

Morena ganó la Ciudad de México, Chiapas, Morelos, Tabasco y Veracruz; Movimiento Ciudadano se impuso en Jalisco, mientras que el PAN conservó Guanajuato y Puebla y le quitó Yucatán al PRI.

En la encuesta citada líneas arriba, el 43.8 por ciento de los mexicanos consultados refiere que el PRI debe cambiar su nombre e imagen; 40 por ciento se mostró a favor de su conservación y 16.2 por ciento no sabe.

Sobre la renovación del tricolor, 69.9 por ciento de los ciudadanos manifestó que el partido debe buscar nuevos miembros con ideas frescas y 17.2 por ciento, que debe utilizar la experiencia de sus políticos.

Sobre la posibilidad de que el PRI se recupere tras las elecciones del pasado 1 de julio, 44.6 por ciento manifestó que es posible con el tiempo y 34.8 por ciento consideró que el tricolor desaparecerá. En tanto 20.6 por ciento refirió no saber.

El 52.2 por ciento de la ciudadanía consideró que tras las pasadas elecciones el PRI fue el partido que resultó perdedor.

De acuerdo con el ejercicio, 19.3 por ciento de los encuestados manifestó que todas las fuerzas políticas fueron perdedoras, mientras que 12.6 por ciento indicó que fue el PAN y siete por ciento señaló al PRD. El 8.9 por ciento de los ciudadanos no supo qué contestar.

El Consejo Político Nacional del PRI se celebrará el próximo 2 de marzo y uno de los temas centrales que deberá analizarse son los alcances y repercusiones del rechazo hacia el partido por los múltiples actos de corrupción cometidos por algunos de sus miembros, entre los que sobresalen ex gobernadores, algunos de ellos en prisión.

jesus.belmontt@gmail.com