¡A la cárcel!

La basura, otra vez

Muchos de los presidentes municipales que el pasado 30 de septiembre concluyeron su trienio dejaron no sólo abultadas deudas a sus sucesores, sino que en muchos casos saquearon el mobiliario de las alcaldías.

Cada tres años sucede lo mismo, en unas alcaldías más en otras menos, pero hasta la fecha poco -por no decir nada- ha hecho el Congreso del estado que debería de velar por los bienes de los chiapanecos, para frenar estos abusos, delitos.

No les basta a muchos alcaldes con robar durante tres años, sino que todavía se llevan o dejan inservibles muchos bienes como vehículos -que casi invariablemente dejan sin combustible-, computadoras, escritorios, sillas, etcétera.

En muchos casos los procesos de entrega-recepción de la administración municipal no se realizaron o en el mejor de los casos sólo a medias, por lo que las nuevas autoridades apenas están enterándose de cómo están las cosas en sus municipios.

En no pocos casos, los alcaldes salientes se han gastado casi todo el presupuesto del año y, por ejemplo, no pagaron la parte proporcional de los aguinaldos a los trabajadores municipales, aparte de las deudas con proveedores diversos o prestadores de servicios como la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Además, han dejado a algunos de sus familiares o amigos de confianza como trabajadores de base, como sucedió en San Cristóbal, ganando sueldos elevados, según han denunciado las autoridades entrantes.

Contados son los ahora expresidentes municipales que dejaron en orden o casi en orden las cuentas y más o menos en buen estado los bienes del pueblo, pues eso son.

Lo que sigue ahora es que las autoridades entrantes en todos los municipios en los que hubo irregularidades, denuncien a sus antecesores que dejaron un desastre la administración para que no se conviertan en cómplices de los saqueadores. Tienen que enviar al Congreso informes pormenorizados de cómo han encontrado las cosas en general.

Después de eso, la legislatura tiene que investigar y llamar a cuentas a las anteriores autoridades para que en su caso respondan, y no sólo en cuanto al mobiliario sino, principalmente, a las cuentas, al ejercicio de los recursos públicos, pues en todos lados existen denuncias de mal manejo del dinero.

Ahora que Morena y sus aliados, Partido del Trabajo y Encuentro Social tienen mayoría en el Congreso local, deben de dar un giro y exigir cuentas a los exalcaldes que malversaron recursos públicos para que, en el menor de los casos, devuelvan lo que se hayan llevado de manera ilegal o de plano vayan a la cárcel.

Es el momento de iniciar el tan prometido cambio que la gente está esperando, porque si no es ahora no será. Ojalá que en los próximos meses haya noticias de castigos ejemplares, no chivos expiatorios, para que los alcaldes que ya están en funciones pongan sus barbas a remojar. Es la única forma de frenar la corrupción y la robadera en las presidencias municipales.

La basura, otra vez.

El problema de la recolección de basura en San Cristóbal se sigue enredando, porque las nuevas autoridades no operaron como debieron para evitar que surgieron los problemas que ahora está padeciendo la ciudad.

La decisión de prescindir de los servicios de la comunidad de Predio Santiago para depositar las más de 250 toneladas diarias de basura que genera la ciudad coleta fue acertada, según esta Rotonda Pública, pues además de que el costo para el ayuntamiento era muy elevado -demasiado-, después de casi 20 años, era necesario buscar otro lugar que reúna las condiciones requeridas para un relleno sanitario como el que se planea hacer.

El problema fue que las nuevas autoridades dejaron cabos sueltos y los problemas surgieron desde el primer día del traslado de los desechos al nuevo terreno, ubicado en la comunidad de Pasté, municipio de Zanacantán.

Por ejemplo, en la entrada al predio, a unos cien metros o poco más de distancia, se encuentra un restaurante. Es lógico, de sentido común, que con tanta cercanía los dueños iban a protestar porque un tiradero de basura como está ahora en ese lugar, contamina y genera moscas.

Independientemente de que alguien, con intereses políticos, los haya asesorado o esté detrás de ellos, cualquier persona hubiera protestado porque le estaría echando a perder el negocio del restaurante, nada menos que de restaurante.

El dueño del establecimiento asegura que lo que le dijeron cuando llegaron a informarle, es que sería una recicladora de desechos no un tiradero como el que está ahora.

Se entiende que por los tiempos -apenas lleva cuatro días la actual administración municipal-, no se han podido hacer las adecuaciones necesarias, empezando por el camino que el primero de octubre no estaba listo y los camiones no podían bajar hasta el terreno, por lo que tuvieron que entrar las máquinas a arreglarlo.

No se discute que la nueva administración municipal encabezada por Jerónima Toledo Villalobos tiene toda la intención y la buena voluntad de hacer las cosas lo mejor posible, marcar diferencia y romper con vicios del pasado, pero eso no basta, se necesita de funcionarios capaces, que conozcan y sean sensibles a los problemas.

Por lo pronto, el ayuntamiento tiene que negociar con el pequeño grupo inconforme de Pasté, que puede ir creciendo si descubren que podrían tener una mina de oro como en Predio Santiago chantajeando a las autoridades que están presionadas porque la basura se está acumulando en las calles. Depositarla uno o dos días en la Plaza de Toros la Coleta no fue la mejor decisión, pero tampoco había muchas opciones. Ahora, existe la opción de trasladarla en tráilers, con todo y lo que implica el gasto, a otro lugar, como Tuxtla Gutiérrez, mientras se llega a un acuerdo con los pobladores de Pasté. No hay que olvidar que muchos enemigos políticos de Jerónima van a aprovechar para atacarla y desgastarle con este tema, del que en las redes sociales se dicen verdades y mentiras. Fin.