Ahora sí está claro

Parece que ahora sí han quedado ya definidos los candidatos al gobierno de Chiapas, salvo que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación diga otra cosa porque todavía falta que resuelva algunas impugnaciones.

Ahora sí podría decirse que el gobernador ya tiene candidato definido, aunque podrían ser dos, según se vayan acomodando las cosas en los pocos más de 30 días que faltan para las elecciones del primero de julio.

La jugada está clara ahora y por eso se entiende que hayan dejado correr tanto tiempo para terminar definiendo el asunto en los tribunales, aunque, como ya se dijo, todavía falta la instancia federal para cerrar esta telenovela, que sería divertida si no fuera porque lo que está en juego es el futuro de Chiapas.

La explicación es lógica: El Partido Verde Ecologista de México (PVEM) quiere seguir manteniendo cuando menos una gubernatura: La de Chiapas, pero ahora sin la compañía del Revolucionario Institucional (PRI), que cada día parece desfondarse, sino con Podemos Mover a Chiapas y Chiapas Unido, hechos en casa y propiedad de la familia. ¿Significa esta jugada que se tomó también la decisión de no apoyar la candidatura presidencial priísta de José Antonio Meade?

Hasta hace unas semanas parecía que Roberto Albores Gleason tenía amplias posibilidades de ganar los comicios, apoyado por cinco partidos, pero una vez que el PVEM y los dos locales abandonaron la coalición sus votos bajarán considerablemente.

Las versiones, fundadas o no, de que renunciaría a la candidatura no se hicieron esperar, por lo que la dirigencia nacional del PRI se apresuró a enviar el fin de semana a su líder, René Juárez Cisneros y a la secretaria general, Claudia Ruiz Salinas, para traer el mensaje de que el junior cuenta con el apoyo total del centro, como fue desde el principio.

Además, renunciar a la candidatura sería un autogolpe para Albores Gleason después de su eslogan “ni me asusto ni me rajo”. Quién iba a pensar que su lema de campaña se volvería en su contra en caso de que quisiera huir y abandonar la contienda.

Aunque la última palabra se sabrá el primero de julio, podría decirse que los tiempos no corrieron a favor del comiteco, quien cayó en desgracia, por decirlo de alguna forma, cuando fue cambiado su amigo, Enrique Ochoa Reza, de la dirigencia nacional del PRI y su también aliado, Aurelio Nuño, jefe de campaña de Meade, fue perdiendo gas junto con su abanderado.

Como ya se ha dicho antes aquí, una de las pocas opciones que le quedan a Roberto Albores para tratar de ganar es volverse el opositor real al poder estatal que se ha desgastado en cinco años, pero todo indica que no llegará al rompimiento público, o cuando menos no de las dimensiones que la situación le exige para competir con posibilidades de triunfo.

Del análisis de los últimos acontecimientos, los más recientes quise decir, puede concluirse que el poder estatal se ha definido por Andrés Manuel López Obrador en lo nacional, pero va con su candidato propio para la gubernatura: Fernando Castellanos Cal y Mayor, muy cuestionado por cierto como alcalde de Tuxtla Gutiérrez, posición a la que llegó apoyado por los tribunales.

La lectura se desprende del hecho de que Enoc Hernández Cruz, jefe de campaña de Castellanos Cal y Mayor y hasta hace poco dirigente de Podemos Mover a Chiapas, declaró la semana pasada que votará por López Obrador. Lo mismo hizo el abanderado del PVEM a la alcaldía de Villaflores, Mariano Rosales Zuarth. Es decir, todo indica que existe una línea para votar por el tabasqueño en lo nacional y apoyar al alcalde con licencia de la capital del estado para la gubernatura.

Lo anterior explica también la postura del PVEM nacional que respaldó al gobernador, único que ha tenido en su historia, para que rompiera con el tricolor y se lanzara solo acompañado por los dos locales, con muchas posibilidades de triunfo, por cierto, debido a que el dinero y la estructura están de ese lado, como ya se vio el pasado fin de semana en que en un dos por tres le armaron a Fernando Castellanos actos multitudinarios en Chamula y Villaflores, por ejemplo. Así, hasta le sobrará el mes que le queda para hacer campaña

Pero esto no parece algo fortuito sino producto de un acuerdo a altos niveles, lo que dejaría con menos posibilidades a Rutilio Escandón Cadenas, candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, conformada por los partidos Morena, del Trabajo y Encuentro Social, quien depende en gran medida del voto del exjefe de gobierno de la Ciudad de México.

Claro, aunque si las circunstancias lo exigen -que el Tribunal Federal echara para abajo la candidatura de Castellanos, por ejemplo, lo que no se ve tan factible, o que no levantara en la campaña- podría ser la segunda opción para el gobernador, quien, como todos los mandatarios que van de salida, buscan protegerse por lo que pudiera venir en el futuro.

El panorama parece bastante enredado, ya que sería necesario el llamado voto cruzado, pues para lo nacional no hay dudas, pero en lo estatal y lo municipal existe confusión para los votantes.

Lo que sí es cierto es que mucha gente está ya cansada de todo este desbarajuste y del proceso lleno de todo, que ha sido definido hasta ahora en los tribunales, y lo más seguro es que éstos mismos terminarán resolviendo la elección del primero de julio. La pregunta es si se cumplirá el viejo adagio de que lo que mal empieza, mal acaba.

Y todavía falta que se resuelva el asunto de las candidaturas al senado en el caso del PVEM y del PRI, dado el nuevo escenario estatal. Una pregunta que flota en el aire es: ¿Se modificará el acuerdo de coalición para las diputaciones federales y locales y para las alcaldías después del rompimiento de la alianza que mantenían estos dos partidos? Pronto se sabrá. Fin.