El cambio climático

De verdad que el cambio climático que está destruyendo el planeta está modificando los ciclos de la lluvia y de seca, por lo que ahora aparecen copiosas precipitaciones en meses en los que antes no era común. 

Lo que llevamos de noviembre, por ejemplo, han sido días muy lluviosos en la mayor parte de regiones de la entidad, pero en agosto, septiembre y octubre, por ejemplo, cuando en otras épocas llueve mucho, las lluvias estuvieron escasas. 

De hecho, el Servicio Meteorológico Nacional reportó a principios de septiembre que hasta entonces, la lluvia en el territorio nacional había estado 26.5 por ciento por debajo del promedio histórico, es decir, llovió un poco más de una cuarta parte menos que otros ciclos. 

Además, el 29 de agosto se presentó el récord de temperatura máxima de 51.4 grados en Mexicali, al tiempo que al menos en el 85 por ciento de la geografía nacional había algún grado de sequía. 

La situación es de alarma y para preocuparse en serio porque si continúa la dinámica de la destrucción del planeta dentro de poco no se distinguirán las estaciones del año, con el consiguiente desequilibrio de los ciclos de producción, por ejemplo, lo que irremediablemente afectará a la humanidad. 

Si lo que ocurrió hace casi dos semanas en Guerrero, principalmente en Acapulco que fue devastador, no hace reflexionar en serio a las autoridades y a la sociedad en general, estamos perdidos. 

La destrucción ocasionada en ese lugar es brutal, según se aprecia en las imágenes. Los damnificados se cuentan por miles, por lo que a pesar del discurso oficial no será nada fácil poner de pie la parte afectada de ese estado, uno de los más pobres del país. 

La responsabilidad mayor de lo que está ocurriendo es sin duda del capitalismo que en aras del dios dinero no ha parado nunca en destruir el planeta sin consideración alguna. 

A diferencia del pasado, ahora es común observar que llueve más violentamente, que haya precipitaciones en épocas y lugares diferentes a las de antaño. Y de igual forma hay temporadas de sequías pronunciadas, lo que significa que en ocasiones haya sequías y otros, inundaciones. 

Por lo pronto, en varias regiones de Chiapas ha estado lloviendo mucho estos días, lo que ha ocasionado inundaciones en decenas de viviendas de varios municipios, sobre todo en el norte de la entidad. 

Antes, cuando llovía mucho se decía que octubre y noviembre eran meses muy riesgosos porque de tanta agua la tierra se reblandecía y era más probable que hubiera derrumbes, desgajamiento de cerros, etcétera, y efectivamente muchas veces así sucedió. No quiere decir que por no llover tanto, en esta ocasión no se corra el riesgo de que ocurran, por lo que más vale que las autoridades estén preparadas para cualquier eventualidad. 

Varios huracanes fuertes como el Stan que devastó amplias regiones de Chiapas, por ejemplo, han ocurrido en octubre. Si en noviembre sigue lloviendo como los primeros días del mes, lo lógico es que los ciclos se vayan recorriendo y el reblandecimiento de la tierra será más hacia el final del año. 

Lo cierto es que así como van las cosas, dentro de algunas décadas será cada vez más difícil sobrevivir, pues las catástrofes serán más frecuentes y más intensas. ¿Cuándo había ocurrido algo semejante a lo que pasó en Guerrero? 

Fenómenos naturales, se acostumbra a decir, cuando en realidad no lo son, pues ocurren por culpa de la sociedad en su conjunto, pero principalmente por los dueños del capital que nada les importa que se destruya el planeta. 

De verdad es preocupante el desastre que le estamos heredando a las próximas generaciones que tendrán que lidiar con la falta de agua, el calor extremo y otros fenómenos que harán cada vez menos pasable la vida. 

Ojalá que de veras se haga conciencia y se detenga la destrucción del planeta, si es que todavía estamos a tiempo. Si no, las consecuencias serán cobradas por la naturaleza cada vez con mayor crudeza. 

Hablando de desastres es pertinente mencionar que el huracán Otis que azotó Guerrero ha servido para que haya un acercamiento entre los poderes ejecutivo y judicial del país, enfrentados a partir de que la nueva presidenta de este último, Norma Piña, tomó posesión del cargo. 

La iniciativa surgió del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien la semana pasada propuso al poder judicial, destinar a los damnificados de Guerrero los recursos de los fideicomisos eliminados por el poder legislativo. 

La ministra Piña aceptó en principio la propuesta, pero después de eso poco se ha sabido públicamente para ver cómo van las negociaciones y si es que se concreta el planteamiento. 

Fue una buena propuesta del presidente, ya que en general cuenta con el respaldo social, pues el dinero se destinaría a una causa justa en favor de quienes están sufriendo las consecuencias del huracán. 

En una eventualmente negociación, ambos poderes podrían llegar incluso al acuerdo de que una parte de los recursos pudieran seguir a disposición del poder judicial. 

Es evidente que la propuesta de López Obrador tiene mucho de fondo político, más allá de la ayuda a los guerrerenses afectados por el huracán, que desde luego les urge. 

Posiblemente dentro de poco habrá noticias sobre este tema que ha llamado la atención de la opinión pública, pues se trata del primer acercamiento entre dos poderes del Estado mexicano enfrentados por su particular visión de país. Fin