* Pensamiento conservador

* Formación revolucionaria

¿A cuántos mexicanos, de los 129 millones de habitantes reportados en 2023, gobierna Andrés Manuel? Sus fobias son tantas que queda poco margen entre los conservadores tuertos, la clase media egoísta, los periodistas al servicio de intereses ajenos, los empresarios supeditados a otros de afuera, la Iglesia, los intelectuales “fifís” y otros más.

Le quedan, en cambio, los aduladores, los informadores sesgados y encabezados por Lord Molécula –Carlos Pozos-, Lady Mentiras –Ana Elizabeth García Vilchis, la jovencita erigida en símbolo patriotero-, los miembros de su gabinete, desde la que fue florero Olga Sánchez Cordero, ahora en el Senado maniatada, hasta el asesino Manuel Bartlett-, los medios que venden coberturas bajo el sesgo de la publicidad –Televisa y TV Azteca, sobre todo-, y los pobres manipulados quienes creen en la falacia extrema de considerar a las vacunas un regalo del mandante-magistrado al igual que sus bonos con los cuales atrapa hasta a los “ninis”.

De instaurarse una dictadura –no pocos creen que ya llegó y debemos sacudirnos de ella-, comenzaría la persecución al primero de los grupos señalados con consecuencias inimaginables, al estilo del franquismo ultraderechista que condenó a los “rojos” sin piedad asesinándolos a sangre fría y dejando sus cadáveres afuera de infinidad de localidades; ni qué decir de Mussolini o Hitler, con su hipócrita insolencia asesina contra los judíos, o Pinochet, Daniel Ortega y Chávez-Maduro, además de los cubanos Castro. ¡Y faltan tantos por mencionar, sobre todo si nos asomamos a Asia y África!

Más crispación no puede existir entre los bandos partidos por la terca obcecación de AMLO en cada mañanera donde encuentra foros para culpar, seguir culpando, a cuanto deviene del pasado para evadir alguna pizca de autocrítica y así imponer a su quehacer presidencial un toque democrático con el cual sería obligado a escuchar a las contrapartes, opositores, rebeldes, sociedad civil indignada y, por supuesto, críticos y no reducirlos a meras y estúpidas descalificaciones.

¿Han notado algún cambio en el discurso presidencial mañanero? Ninguno salvo el creciente interés de Andrés por convertirse en una especie de icono latinoamericano, como lo fue Chávez para algunos despistados o Fidel para cuantos abrevaron en las ideas socialistas cansados de la estéril propensión hacia un capitalismo empobrecedor, ese calificado como neoliberalismo cuyos saldos fueron brutalmente negativos.

Surge natural la inquietud: si fue tan grave, como sabemos todos, la constante por depauperar al colectivo, ¿qué espera el hablador de Palacio Nacional para poner fin a la tremenda injusticia que surge de la más ruinosa impunidad de la historia? Porque si todo lo que padecemos hoy, hasta el modelo del espionaje creado por Pegasus y continuado con Lagartus, es consecuencia de los malos estrategas y funcionarios de los regímenes anteriores, casi todos ellos están vivos, es necesario ejecutar la justicia por encima de la banalidad de encuestas con altos costos -528 millones se invirtieron el 2 de agosto de 2021 para nada, absolutamente nada-, y sin los mínimos resultados requeridos.

Así es López Obrador: un encantador de ratones como el flautista célebre de Hamelín quien con su flauta logró desterrar a los roedores insaciables liberando a la ciudad del mayor de sus flagelos. Pero en este sexenio los gatopardos, como los de la novela de Tomasi di Lampedusa, solo figuran transformar lo que nunca cambia.

México es un nido de víboras encabezadas por el lagarto que se convirtió en boa.

Por las Alcobas

Desayunábamos en “Los Almendros” de Insurgentes, en la Ciudad de México, cinco días antes de su asunción como jefe de gobierno del entonces Distrito Federal cuando Andrés, a pregunta mía, me dijo casi como una explosión verborréica:

-Me preocupa tener que gobernar con Fox; él observa a México como si fuera una filial de Coca-Cola, una empresa sin sentido social. Tú y yo tenemos otra formación, la que emana de la Revolución y será complejo adaptarnos. Lo haremos, te lo aseguro, para asegurarnos que la verdadera transformación está cerca.

Lo creí entonces; y nada me avergüenza más ahora.

loretdemola.rafael@yahoo.com