Los Secretos de Kamala

La Pandemia no Termina

La captura de Rafael Caro Quintero, luego de nueve años prófugo, circunstancia que indignó al gobierno de los Estados Unidos por considerar que había no pocos juicios pendientes contra él, le dio un nuevo cariz a la interminable batalla contra los capos con lagunas de simulación evidentes.

Es necesario hacer un análisis acerca de cómo cambiaron las cosas para él; bien sabía que estaba siendo protegido y no es cierto que anduviera a “salto de mata”. Las corporaciones mexicanas sabían muy bien por donde deambulaba y, desde luego, cómo atraparlo. Todo cambió tres días después del encuentro entre AMLO y Biden en 2021 marcado por el desprecio del segundo hacia su invitado quien no fue tratado como indica el protocolo para los jefes de Estado que visitan la Casa Blanca; más bien, el estadounidense, quien viajó a Arabia después de despachar a Andrés (nunca mejor dicho), soportó incómodo el absurdo discurso del primero hasta que no pudo más, interrumpiéndolo, dirigiéndose a una reportera que sostenía estoica la video-cámara para expresarle su simpatía por soportar tal situación.

Andrés no respetó, desde luego, el programa de Biden: diez minutos para la toma de fotografías y un intercambio forzado de sonrisas; y el mandatario mexicano se excedió tomándose media hora más para no decir absolutamente nada nuevo: dos horas antes había desayunado con su “amiga” Kamala Harris –“presidenta Kabala”-, vicepresidenta de USA con el claro propósito de leerle la cartilla a su “invitado” sobre todo por el desaire de su ausencia en la Cumbre de las Américas a la que intentó boicotear alineándose con “democracias” excluidas como Cuba, Nicaragua y Venezuela.

De allí surgió la petición sobre apretar la persecución contra los grandes capos y especialmente para hacer pagar a Rafael Caro Quintero por el bárbaro asesinato del agente de la DEA Enrique “Kike” Camarena Salazar y su piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar, torturados en los límites de Michoacán y Jalisco.

Si tanto se ha hablado de las presuntas afinidades entre los cárteles mexicanos y AMLO, a quien señaló como principal cabeza de la Confederación Sinaloense el criminal Genaro García Luna apenas unos días ante de la visita a Washington del mandante López IV, es indispensable hacer un recuento de los grandes sicarios del narco y encontrar las conexiones más allá de la información que ha dado la Secretaría de la Defensa Nacional, por la vía de la protegida Anabel Hernández, sobre el particular. Sobre todo porque el verdadero líder de los cárteles es el intocable Ismael “El Mayo” Zambada y así se anunció desde abril de 2010 cuando Julio Scherer García lo entrevistó en una de sus casas de seguridad en la sierra de Culiacán, en territorio del narco.

Es obvio, además, que la torpe estrategia de “abrazos y no balazos” se vino al suelo y que fue la DEA quien dirigió el operativo para llegar al refugio de Caro entre un marino le ofreció, enseguida, un botellín de agua que ni siquiera agradeció el aprehendido como si estuviera acostumbrado a un trato de privilegio por parte de los militares. Basta una escena para armar el conjunto de la cohabitación.

La Anécdota

Todo este escándalo, derivado del viaje a la capital de USA, parece distraer a la opinión nacional sobre uno de los grandes flagelos que resurgen: la infección de miles de mexicanos por causa de la cepa Omicrón del Covid 19.

Más allá de la estadística lo evidente es que se le ha mentido reiteradamente a los mexicanos: ¿Y la vacuna “Patria” anunciada desde hace dos años ya? De existir no habría necesidad de comprar las elaboradas en Cuba para cerrar acuerdos comerciales en las barbas del Tío Sam.

De todas las falacias de la TTTT ésta, sin duda, es la más vil y asesina.

loretdemola.rafael@yahoo.com