El Mejor Escenario

Señora del Bastón

El mejor escenario para el mandante pelafustán es, sin duda alguna, la revuelta; lo es hoy y lo será a lo largo del temido 2024 cuando, se supone, elegiremos a quien será titular del Ejecutivo federal, sin distingo de género, además de nueve gobernadores y a los integrantes del poder Legislativo incluyendo varios congresos estatales.

No se trata de una mera especulación inductiva sino de un hecho innegable: López IV no va a sacar las manos del proceso electoral, aunque se dé golpes de pecho, y va a encapricharse con la repulsiva idea del continuismo de la llamada 4T que será recordada como la cuarta tragedia nacional después de los espurios imperios de Iturbide y el enajenado de Miramar y, desde luego, la contrarrevolución huertista -son cinco si incluimos la deplorable dictadura de Antonio López de Santa Anna, López I-. Perdida la historia, AMLO hará hasta lo imposible por cubrirse las espaldas.

Ya, desde ahora, avizora un final complejo: solamente si la señora Sheinbaum, su favorita y marioneta, gana los comicios generales -una posibilidad cada vez más lejana pese a lo que inscriben las encuestas mercenarias- podría sentirse tranquilo. Ni Marcelo ni el doctor Drácula -el tabasqueño surgido de las tinieblas-, ni alguno de los otros dos presurosos por conquistar acomodos y seguir viviendo del presupuesto, es decir del cuento, le dejarían la cabeza en su lugar porque para ellos sería esencial tomar distancia del personaje que, lo decimos con conocimiento de causa, habrá de convertirse en uno de los peores y más odiados mandantes de la historia apenas finalice su sexenio corto o incluso desde septiembre cuando cederá el bastón de mando de la 4T como se comprometió hacerlo en cuanto Morena definiera quien lo abanderará.

Y tal lo saben, sobre todo, Marcelo y Adán Augusto, quien optó por ponerse los guantes antes de tiempo para asediar a los periodistas críticos y defenestrar a las voces disidentes como si ya tuviera la banda tricolor sobre el pecho. Descontrolado mantiene Adán una ruta zigzagueante creyendo aún -o haciendo como que cree-, que el piso estará parejo cuando es evidente que no lo está.

El destino de Marcelo es el más difícil de analizar. Para andar requiere romper con Morena -y AMLO-, lo que le acarrearía disputas inmediatas con el poder pese a la posibilidad de que encuentre cabida en Movimiento Ciudadano en donde buena parte de sus militantes se han pronunciado públicamente por Xóchitl Gálvez Ruiz, el volcán cuya lava parece haberse detenido por el momento pero vuelve a expandirse poco a poco.

La Anécdota

Nos parece gravísima la posibilidad de que en el seno del Frente Amplio Va por México, tan complejo de amalgamar y mantenerse unidos a pesar de las ambiciones personales y de grupo, al final se inclinen más por el PAN, con Santiago Creel Miranda, o por el PRI, con Beatriz Paredes Rangel, en detrimento de la muy popular -más allá de su capacidad- Xóchitl. Ésta, nos guste o no, provoca revuelos y arrincona al mandante pelafustán y es la voz que la mayor parte de los mexicanos de ojos abiertos quieren escuchar para sustituir a la del lento gangoso de Palacio.

A eso aspiran Creel y Paredes que parecen empeñarse en el apoyo de sus dirigencias haciendo ver que también aquí podrían darse encuestas inducidas y, por ende, tramposas. Si en Morena será cuatro encuestadoras “secretas”, en el Frente la responsable del sondeo final parece fantasma. Además, ¿qué ocurriría si, como hemos adelantado, un “aspirante” gana la encuesta y otro (a) la votación interna. Sería un verdadero margallate creado al nivel del mayor infantilismo político conocido. (Seguramente leyeron los libros de texto antes del escándalo).

Con ello se confirma lo viciado de los procesos en cada uno de los bandos conocidos y se abre la posibilidad de que el registro de candidatos, antes de noviembre de 2023, no se centre solo en los ganadores de las facciones fuertes en donde los resquebrajamientos se ven venir.

Por cierto, no puede dejar de mencionarse la habilidad de Beatriz Paredes por disparar insinuaciones venenosas contra sus contrincantes como si supiera que no serán los foros los que le darán espacio y perspectiva. A medida que se acerca el final de una metodología cansada y absurda, con muy escasa audiencia además, y comienza la etapa de las definiciones ambiguas, se evidencia el malestar de la ex gobernadora de Tlaxcala, ex presidenta del PRI y ex candidata a la jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal -perdió contra Miguel Ángel Mancera, quien también formó parte del Frente Amplio y se quedó en la fase penúltima- en 2012.

Por cierto, y como dato curioso, Beatriz contó durante su gubernatura en Tlaxcala -1987-1992-, cuando aún no usaba bastón, con dos presidentes del PRI: Alfonso Sánchez Anaya y Héctor Ortiz Ortiz. El primero fue gobernador, años después, de 1999 a 2005, postulado por el PRD, y el segundo, Ortiz, ocupó el cargo de 2005 a 2011 ¡postulado por el PAN! Ambos, claro, con la anuencia de Paredes, golpeando a su partido de origen, el PRI. Luego vendría Marco Antonio Mena, quien tomó el timón luego del paso de Mariano González Zarur, adversario de Beatriz, quien de plano parecía un mandatario en ausencia durante los cuatro años que duró -para igualar las elecciones con las intermedias-. Mena fue convertido en director de la Lotería Nacional -un cargo muy redituable-, favoreciendo con ello la alianza con un partidario de Paredes en plena disputa por la “coordinación” del Frente Amplio. Puras gracias.

La señora del bastón, con 68 años a cuestas -lo que podría, de entrada, ganarle a López IV en cuanto a su edad al llegar a la presidencia, en una utopía digo- no tiene signos ni maneras ni la juventud para poder soportar el peso del cargo ejecutivo más trascendente del país y podríamos adelantar que ni la campaña. Esta es una de las trampas.

Al final todo quedará en una especie de película de Almodóvar: “mujeres (políticas) al borde de un ataque de nervios” (1988).

loretdemola.rafael@yahoo.com