Mientras el mundo lidia con cambios económicos y dinámicas globales en constante transformación, la idea de que México podría reemplazar a China como un gigante manufacturero ha sido una idea taquillera. Los optimistas argumentan que la vecindad de México con Estados Unidos, junto con su creciente y capacitada fuerza laboral, lo convertirá en la alternativa perfecta a China en las cadenas de suministro globales. Sin embargo, como observador de estos acontecimientos, considero que tales percepciones simplifican la realidad: China supera a México en varios indicadores del entorno empresarial según el Índice de Facilidad para Hacer Negocios del Banco Mundial.

Sin embargo, esto no significa se deba descartar a México como un jugador protagonista las cadenas de suministro globales. El atractivo de la inmensa población y la mano de obra barata de China son tentadores, pero se debe reconocer que México es un país completamente distinto con fortalezas y desafíos propios.

Sí, México enfrenta obstáculos que no se pueden ignorar: la debilidad institucional, las complejidades regulatorias y las deficiencias en infraestructura sin duda plantean barreras para tener operaciones comerciales fluidas. El crimen y la violencia en algunas regiones son problemas que requieren seria atención. La falta de acceso a una energía confiable y asequible es un dolor de cabeza para los industriales, y la concentración de mano de obra calificada.

Cada nación, incluida China, tiene su propia cuota de problemas. Lo importante es que México trabaje activamente para abordar estas cuestiones. Uno de los aspectos más alentadores es la autonomía que han conservado algunas de nuestras instituciones, mismas que han frenado algunas de las políticas más radicales que afectaban al sector privado.

Las empresas que invierten en México están asumiendo la responsabilidad de capacitar a la mano de obra calificada, superando así el desafío de la escasez de trabajadores capacitados. Finalmente, la obligación del país de cumplir con el T-MEC ha logrado brindar un poco más de estabilidad hacia afuera dentro de un panorama interno incierto.

Ahora bien, la idea de que México podría reemplazar por completo a China en las cadenas de suministro globales es una mera ilusión. No hay un solo mercado que pueda reemplazar por completo a China y su supremacía en ciertas industrias, así como sus capacidades manufactureras no pueden ser replicadas de la noche a la mañana.

Sin embargo, esto no significa que México no pueda desempeñar un papel crucial en el cambiante panorama de las cadenas de suministro globales. Las industrias aeroespacial y automotriz ya encuentran a México atractivo, especialmente ante la presión de Estados Unidos para que las empresas produzcan regionalmente.

A medida que América Latina adopta la multipolaridad en sus relaciones comerciales, no podemos subestimar la importancia de México como un jugador regional. Su comercio con China ha aumentado exponencialmente y México se ha convertido en el mayor socio comercial de Estados Unidos después de China.

No obstante, también debemos reconocer que México no está exento de desafíos y no debe ser visto como una solución única para todos. Las empresas que buscan diversificarse de China deberán realizar una evaluación de los riesgos y oportunidades en los diferentes mercados. Aprovechar las fortalezas de México y abordar sus desafíos asegurará que el país ocupe un lugar privilegiado en el mundo.