Pasión por las letras y algo más: Genius

Cuando aún se respira el aura de las expectativas, qué mejor que evocar la máxima posibilidad de realizar conjuros, como lo es plasmar a través de la tinta exhalaciones de vida y deseos.

En ese sentido, he sido tocada profundamente por las afortunadas vicisitudes del editor Maxwell Perkins quien tuvo la dicha de escudriñar a través de las letras, las almas trastocadas por deseos irrefrenables, búsquedas compulsivas y visiones sensoriales potenciadas solo en la piel y energía de escritores poseídos por su ministerio.

Hombre cuya humildad y profundidad espiritual le permitieron no solo ser un descubridor de “talentos” sino además acompañarlos, ser una especie de puerto firme para esos espíritus creativos tan indomables muchas veces víctimas de esta misma fuerza, casi furia, que arrasaba con sus parejas, su familia y al final su propia vida.

De Maxwell se ha dicho: “Sin ser él mismo un escritor, podía hablar el lenguaje de los escritores mejor que cualquier editor que uno pudiera imaginarse”- J.P. Marquand.

Tal como es escritor originario de Minnesota, Francis Scott Key Fitzguerald, quien se volviera uno de los grandes de la llamada generación perdida de los años veinte, dentro de sus novelas emblemáticas y editadas por Maxwell están el Gran Gatsby, A este lado del paraíso y Suave es la noche; Scott había sido rechazado de varias editoriales y fue el eco que encontró en el Maxwell Perkins quien lo llevo a regalarnos a la posteridad su propuesta gestada en la notable era del Jazz.

Otro de los autores importantes descubiertos y estimulados por Maxwell fue Thomas Wolfe, quien escribió cuatro novelas largas, ubicado dentro del movimiento del Realismo. Su obra refleja sus vivencias y aguda percepción de la cultura norteamericana del primer tercio del siglo XX. Dentro de sus obras están: El ángel que nos mira, Del tiempo y del río. Su relación fue apasionada, de fe y tormentosa con el editor Maxwell, quien fungió en momentos cruciales como timón para llevar a buen fin esas explosiones literarias, reflejos de una avidez por la vida insaciable. Con gran entrega y amor logro consolidar las obras de Wolfe con 180,000 palabras, una; y otra con más de 380,000 palabras para dar una idea de su entrega y devoción fraternal como editor y genio.

Con las actuaciones magistrales de Nicole Kidman, como la pareja desafortunada e igualmente atormentada que Wolf, Jude Law como Thomas, y en el papel del editor el maravilloso Colín Firth, Ruy Pearce como F. Scott Fitzgerald la película “Genius” (“Pasión por las letras” en español), es una poesía del séptimo arte, en donde también el fabulosamente impredecible Ernest Hemingway es parte de los descubrimientos y amigos de Maxwell.

Sin lugar a dudas, el río de la vida te lleva por el cauce correcto para encontrar a los ángeles que pueden cristalizar una evocación, un poema, una novela… para ser compartidos en la intimidad de muchas vidas y trastocarlas.

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