¿Un mes de pesadilla?

Muchos seguidores del candidato de la coalición Juntos Haremos Historia a la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, están ansiosos y quisieran que las elecciones fueran hoy mismo, ya que según las encuestas de opinión se encuentra en el punto más alto, con una ventaja aparentemente inalcanzable, pero no definida en las urnas o en los órganos electorales todavía.

Muchos temen que en un mes las cosas pudieran cambiar, ya sea por la estrategia de sus adversarios, por algún error político del propio candidato o por otras razones que le impidieran ganar las elecciones del primero de julio próximo.

No les faltan razones: En las semanas previas a los comicios de 2006, el tabasqueño aparecía muy arriba en las preferencias electorales, pero a la hora de las votaciones resultó que el entonces presidente Vicente Fox y la oligarquía que controla la economía y la política en el país y más allá impusieron al también panista, Felipe Calderón Hinojosa, quien, con su  guerra contra el narcotráfico para legitimarse, inició el baño de sangre en que se encuentra el país.

La elección fue tan “apretada” que fueron los tribunales los que terminaron dándole el triunfo con un 0.56 por ciento de la votación, a pesar de que nadie de los seguidores de López Obrador lo creía. En una estrategia de bajar la presión a la tensa situación, el gobierno, a través del Tribunal Electoral, accedió al conteo del voto por voto y casilla por casilla en algunos casos, lo que le permitió ganar tiempo para imponer a Calderón Hinojosa en un Congreso de la Unión militarizado.

López Obrador, por su parte, encausó la furia de sus seguidores, mediante un plantón en Reforma, en la Ciudad de México, pero con la mira puesta en las siguientes elecciones, pues sabía que hiciera lo que hiciera esas votaciones estaban perdidas en la mesa. Muchos de sus adversarios, los conservadores, le criticaron su estrategia, sin darse cuenta de que con ello bajó la enorme presión que se vivía en muchos estados del país, donde muchos consideraban que le habían robado la elección.

Habrá que recordar que en 2006, parecía casi seguro que Andrés Manuel ganaría las elecciones -que se las reconocerían, quise decir-, como ahora en que él mismo se da ya como ganador, cuando faltan muchos días para los comicios.

En aquella ocasión, la oligarquía puso en marcha aquella estrategia de “López Obrador, un peligro para México” que le dio resultado, conjuntada con los errores del propio tabasqueño como el “cállate chachalaca” que le dirigió al entonces presidente lengua larga, Vicente Fox y otros más, producto de la soberbia que le ganó creyéndose ya en la silla de Los Pinos.

Nuevamente ahora la oligarquía que ha usado a los gobernantes de este país, a los que pone o impone para beneficiase -es un eufemismo de robar, claro-, ha comenzado una campaña de desprestigio en contra del ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México y muchos empresarios, los que han saqueado los recursos de esta Nación, han comenzado a llamar a sus trabajadores a no votar por un candidato “populista”, en referencia al puntero.

Simultáneamente, como ya se ha advertido en entregas anteriores de esta Rotonda Pública, han comenzado a aparecer encuestas en las que ya se da un “empate técnico” entre López Obrador y el candidato priísta, José Antonio Meade Curibreña, con la finalidad de ir “acercándolo” supuestamente en las preferencias ciudadanas, conforme se aproxime el primero de julio.

Es de suponerse que en lo que queda para los comicios -un mes-, arreciará la campaña delineada previamente en contra del candidato de los partidos Morena, del Trabajo y Encuentro Social para tratar de minar su crecimiento que como una avalancha amenaza aplastar al dinosaurio priísta revuelto desde hace casi dos décadas con Acción Nacional y últimamente también con el PRD.

Algo que se observa cuando menos hasta ahora, es que el ocupante de Los Pinos está decidido a sostener a Meade Curibreña pretendiendo colocarlo en segundo lugar, a pesar de que las encuestas lo mantienen en tercero, abajo del panista, Ricardo Anaya, ese sí, el verdadero peligro para México porque pertenece a esa generación de jóvenes frívolos, políticos empresarios, o al revés, como Javier Duarte, Roberto Borge y otros que están en el poder todavía que lo único que les interesa es robarse a manos llenas -no robarse a secas como hacían muchos priístas de antaño- el presupuesto público.

Eso significa que el poder federal hará todo lo posible, cuando menos así se ve hasta ahora, por cerrarse el paso al candidato de Por México al Frente, coalición integrada por el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano.

Lo anterior quiere decir también que llegado el momento, José Antonio Meade aparecerá como el que puede ganarle al tres veces candidato presidencial y podría echarse andar, además de la estrategia de medios, la maquinaria con la que durante más de 80 años ha operado el PRI para hacerse de la victoria, así sea en los tribunales. Además, las encuestas no definen las votaciones, porque, como ya se ha dicho también, se hacen en general, en las zonas urbanas, no en la rural, donde el tricolor tiene su base principal.

Por eso, muchos seguidores de Andrés Manuel quisieran que las elecciones fueran hoy mismo para evitar el riesgo de que con artimañas de todo tipo o un resbalón propio, lo bajen otra vez y le impidan ganar, porque, además, saben que si no es en esta ocasión ya no será, pues él mismo ha dicho que la tercera es la vencida. Junio podría ser para muchos un mes de pesadilla.

Hay personas que también han interpretado que en esta ocasión sería difícil no reconocer el eventual triunfo de López Obrador y que por eso la violencia se está extendiendo por todo el territorio para descomponer más el país entero y dejarle una situación de descontrol tal que no pueda gobernar tan fácilmente. Es una posibilidad, ante la ola que se observa en diferentes partes de México. FiN.