El primer lunes de septiembre se celebra el Día del Trabajo en EUA. Algunos conmemoran la fecha por la defensa de activistas y líderes sociales que exigieron derechos laborales y mejores condiciones de trabajo; pero otros trabajadores nos recuerdan los pendientes que quedan por hacer, para mejorar la situación laboral de los trabajadores que son indocumentados.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) identifica 5 fundamentos de los derechos laborales: la libertad de asociación; la eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio; la abolición efectiva del trabajo infantil; la eliminación de la discriminación; y un entorno de trabajo seguro y saludable. Lamentablemente, muchos miembros de la comunidad latinx en Estados Unidos no disfrutan de ninguno de estos derechos fundamentales.

Empleadores sin escrúpulos buscan, por cualquier medio, conseguir el mayor rendimiento con la menor inversión en capital humano; no reconocen la contribución de los trabajadores indocumentados a la economía del país, y les niegan acceso a prestaciones y derechos mínimos que necesitan para vivir con dignidad y en consecuencia con mayor bienestar.

El presidente Abraham Lincoln emitió la Proclamación de Emancipación en 1863 para abolir la esclavitud; sin embargo, 160 años después, con nuevas formas de abuso laboral, tenemos nuevos tipos de esclavitud laboral.

Ciertamente los trabajadores indocumentados pueden tener en papel protección legal contra los empleadores abusivos, pero en la realidad fáctica, reciben salarios mal remunerados, no tienen derecho a incapacidad por maternidad o enfermedad y sufren explotación laboral sin consecuencias.

La pandemia del covid-19 puso de manifiesto el trastorno y la realidad de los derechos laborales de la comunidad latinx. Si nos preguntamos: ¿quién mantuvo a flote las ciudades de esta nación funcionando, antes, durante y después de la pandemia? La respuesta la dieron más de 62 millones de hermanas y hermanos latinx que viven en este país, de los cuales más de 12 millones son inmigrantes indocumentados.

La mayoría de la comunidad latinx no dejó de trabajar a pesar del riesgo que ello suponía. Muchos de ellos fallecieron; llegaron a encarnar la esencia misma de lo que significa ser un trabajador esencial.

Existen programas y políticas por parte del gobierno estadounidense que han intentado regularizar la situación de los inmigrantes latinx indocumentados, como el programa Braceros (1942-1964), o la política de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, el hecho de que muchas personas sigan viviendo en una situación precaria demuestra que estos esfuerzos no han sido suficientes.

A todo lo anterior debemos agregar otros retos a los que se enfrentan los trabajadores indocumentados que se encuentran entre dos naciones: su país de origen, del que se vieron obligados a salir para buscar mejores oportunidades, y el país en el que buscan un futuro mejor para ellos y sus familias, pero en el que todavía viven frente a actos de exclusión y discriminación por su origen, color de piel, idioma o incluso por su acento.

Según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales, los latinxs representan más de 1 de cada 5 trabajadores activos (21,2%) en Estados Unidos. Esto significa que, dentro de 15 años, podríamos ser una de las fuerzas laborales más importantes del país y, sin embargo, nuestros derechos y contribuciones seguir sin ser reconocidos.

Los derechos laborales son derechos esenciales, independientemente del estatus migratorio de cada trabajador. Todos tenemos derechos inalienables y todas las personas merecemos vivir en paz, con dignidad, buscando la felicidad, en donde la ley nos respete y proteja por igual.

Este es parte del trabajo y misión de protección que promueve y activa el Consulado de México en NY en favor de millones de trabajadores mexicanos que todos los días dan lo mejor de sí para cambiar su realidad presente.