¿Coletazos huachicoleros?

Parece increíble el grado de corrupción al que se había llegado en las pasadas administraciones federales panistas y priístas, que permitían el robo de millones de litros de combustibles en perjuicio de todos los mexicanos.

Sólo ahora que se sabe qué políticos y de qué nivel estaban involucrados por omisión o comisión en este negocio ilícito, es posible entender por qué el gobierno en turno nunca hizo algo para frenarlo.

Con la información disponible se sabe ahora que el robo era de al menos mil pipas diarias -no se ha precisado de qué capacidad porque las hay hasta de 42 mil litros-, lo que representa una millonada, sumada por 365 días del año; una cantidad que uno nunca hubiera imaginado.

Lo anterior ha sido posible durante años sólo por la complicidad de funcionarios de muy alto nivel, de dirigentes del sindicato de Petróleos Mexicanos y de empresarios, entre otros.

Pero el llamado huachicoleo no es la única forma en la paraestatal Petróleos Mexicanos ha sido saqueada a lo largo de muchos años. Es sólo una de las muchas aristas, que ojalá pronto sea sólo historia.

De verdad da mucho coraje saber que un grupo de delincuentes de cuello blanco se roba impunemente los combustibles y quienes tienen vehículo tienen que pagar casi 20 pesos por el litro de gasolina Magna en las gasolinerías, en las cuales, por cierto, falta un control efectivo para que vendan litros completos, cada vez que se vacía el tanque.

Da la impresión de que a pesar de ser un ilícito grave que afecta al país en su conjunto, algunas personas todavía lo defienden y critican al gobierno de Andrés Manuel López Obrador por tomar las medidas que ha tomado para frenar este delito, que además representa un quebrando del estado de derecho.

Es cierto, antes de iniciar las acciones, las autoridades debieron de tener un plan bien estructurado para evitar el desabasto como ha ocurrido en algunas entidades, aunque de alguna forma ello podría haber alertado a los ladrones del combustible y tratar de echar abajo la estrategia.

Pareciera que a algunos les da igual que alguien se robe impunemente los combustibles con tal de llegar y llenar su tanque en cualquier expendio sin ningún contratiempo. Para combatir este tipo de corrupción es necesario que todos pongamos lo que nos corresponde o de lo contrario nunca se frenará.

Efectivamente, personas y empresas han sido afectadas en varios estados en los que escaseó el combustible, pero no había otra forma de detectar la “ordeña” para frenar el robo. Es probable que los resultados de las acciones emprendidas por el gobierno de la República no se traduzcan en beneficios directos a los mexicanos en lo inmediato, pero contribuirán a mejorar las finanzas del gobierno y de Pemex.

Ojalá que el desabasto en entidades como Michoacán y Jalisco no se traduzca en alza de precios a productos como el aguacate, por ejemplo, por las pérdidas que los empresarios aseguran están sufriendo.

Como es natural, la oposición, en la que militan no pocos de los beneficiarios del huachicoleo, juega su papel y critica al gobierno actual tratando de obtener ventajas políticas, pero nunca nada hizo para combatirlo.

Lo que sí tiene molestos a muchos y con razón es que no haya castigo para todos los bandidos que desde hace muchos años se han apropiado ilegalmente de millones de litros de combustibles, aunque en días recientes se informó que un general de Ejército Mexicano estaba siendo investigado.

Esta es en poco más de un mes del presente gobierno, una de las acciones más sonadas y efectivas en contra de la corrupción que está en el fondo, que aunque ha encontrado algunos detractores que añoran el pasado, cuenta en general con el respaldo mayoritario de la población mexicana, e incluso ha sido bien vista en el exterior, donde de seguro ese término, huachicoleo, es ya muy famoso.

Antes de estas acciones estuvo el relacionado con la reducción de salarios de los altos funcionarios, que, como era lógico, igualmente encontró resistencias entre los beneficiarios, principalmente los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de los titulares de algunos organismos desconcentrados que ganan sueldos exorbitantes.

En puerta está otro tema que seguramente sacará chispas: La discusión y aprobación en el Congreso de la Unión de la conformación de la Guardia Nacional. Este asunto tiene que ver con otro gran problema que afecta a millones de mexicanos: La inseguridad que ha dejado miles de muertos, sobre todo en los dos sexenios anteriores. Y así, cada tema que se toque para transformar al país enfrentará resistencias.

De momento da la impresión de que López Obrador está luchando solo -ya se sabía que así sería- en contra de un gran monstruo que amenaza con devorarlo si sigue adelante con su política anticorrupción, por lo que es necesario que el pueblo mexicano cierre filas para apoyarlo. Difícilmente un solo hombre podrá ganar esta batalla que debería de involucrar a toda la sociedad, a menos que queramos que el país continúa a pique.

Además, debe de cuidar su seguridad personal, ya que cada día se está echando encima a más enemigos poderosos que seguramente no sólo quieren verlo fuera del poder.

El tema de narcotráfico se ha tocado poco; como que está todavía medio oculto en este primer mes de gobierno, cuando menos a nivel de opinión pública; falta saber qué reacciones habrá cuando las autoridades actuales tomen acciones concretas, si es el caso.

Por lo pronto, el del huachicoleo es el tema del día en todas partes, sobre todo en los estados en los cuales ha existido desabasto de combustibles. La disyuntiva es: seguir combatiéndolo hasta el final aun con los costos que para algunas personas tiene por la escasez o dejar que siga el robo impunemente como ha ocurrido en por lo menos los recientes tres sexenios, dos panistas y uno priísta. De momento, ha sido necesaria la intervención del Ejército Mexicano para garantizar que el plan tenga éxito. Ojalá que lo que se está viendo sean los coletazos y que pronto el huachicoleo sea sólo parte de una triste historia de la corrupción nacional. Fin.