Tragedia

La búsqueda del llamado sueño americano ha provocado una nueva tragedia que ha dejado al menos diez personas muertas y más de 20 lesionadas, varias de gravedad.

Este nuevo hecho sucedió hace unos días en Texas, Estados Unidos, y bien podría ser atribuido al endurecimiento de las medidas de control implementadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

De acuerdo con información dada a conocer por autoridades del vecino país, la tragedia ocurrió en un tráiler en el que viajaban cerca de cien migrantes mexicanos indocumentados, de los cuales 39 fueron abandonados por el conductor en el interior de la unidad.

Como ocurre en muchos de esos casos, los indocumentados eran  

transportados en condiciones infrahumanas, pues el tráiler no contaba con aire acondicionado a pesar de las altas temperaturas que prevalecen en esta época en esa región. Por si fuera poco, los migrantes no tenían acceso a agua, lo que les había provocado una terrible deshidratación.

Ante las nuevas restricciones para poder pasar al vecino país sin documentos, los traficantes de humanos han buscado mecanismos extremos que les permitan asegurar el cruce de sus clientes, pero no la integridad de las personas, a las que, por cierto, les cobran cantidades de dinero cada vez más altas por pasarlas del otro lado.

La tragedia comprueba, una vez más, que a pesar de las restricciones por la nueva política migratoria, el flujo de migrantes a Estados Unidos no se ha detenido, aunque sí han elevado los riesgos para su seguridad personal.

Podría decirse que gracias a este tipo de desgracias es posible conocer con mayor precisión el grado de sufrimiento que pasan las personas que van en busca del llamado sueño americano, que se arriesgan a ser trasladadas en condiciones infrahumanas.

Ello, sin embargo, no provoca una sensibilización de las autoridades, sino que por el contrario, lo utilizan para generar temor entre quienes tienen la idea de cruzar la frontera para tratar de encontrar trabajo allende el río Bravo.

El fondo en este asunto es que si no hubiera corrupción en el vecino país, ese camión con cien indocumentados simplemente no hubiera podido avanzar hasta Texas, porque para llegar a hasta ese lugar pasó dos puestos de revisión y qué casualidad que no fue detenido.

Una fuente bien informada en Texas dijo a esta Rotonda Pública que “hay algo raro” detrás de este asunto, y que todo fue movido por el dinero, porque posiblemente cada indocumentado había pagado mil dólares por el viaje. Si eran cien personas a mil dólares, por ejemplo, hay que sumar cuánto dinero se estaba moviendo.

Además, el caso se ha manejado con un hermetismo casi total, al grado de que ni siquiera a los cónsules acreditados les han querido proporcionar información las autoridades, probablemente porque están involucrados personajes a los que de algún modo se pretende proteger.

Hasta donde se sabe, en el camión sólo viajaban mexicanos, aunque en las horas recientes se dio a conocer información de la posibilidad de que fueran también algunos guatemaltecos.

Esta tragedia ha sido muy notoria porque el número de muertos es muy alto –al menos diez, ya se dijo- y una veintena de lesionados, pero también aquí en nuestro territorio siguen sucediendo tragedias entre los migrantes.

Nada menos el pasado martes, un migrante presuntamente guatemalteco murió arrollado por el tren en Mapastepec, a la altura del barrio 15 de Abril ubicado en la cabecera municipal, cuando trató de subirse en el ferrocarril en marcha y fue arrollado.

Cerca del cadáver que quedó desmembrado, fue encontrada una mochila con documentos que a nombre de un guatemalteco, por lo que se presume que la víctima era de esa nacionalidad.

O sea, las tragedias con los migrantes siguen ocurriendo en la frontera sur y en la frontera norte, debido a las condiciones de riesgo extremo en que tienen que viajar para tratar de llegar a país de las barras y las estrellas en busca de trabajo.

Mientras la política migratoria de Estados Unidos y de México siga siendo de contención de los migrantes a como dé lugar, este tipo de sucesos continuarán ocurriendo desgraciadamente. Por lo pronto, por lo menos diez familias mexicanas y una guatemalteca están de luto a causa del sueño americano, que para muchos se convierte en la tumba.

Picotazos

El conflicto poselectoral que prevalece en el municipio de Chenalhó continúa ocasionando hechos de sangre. La noche del jueves de la semana pasada fue atacada a balazos una camioneta en la que viajaban tres funcionarios de la Fiscalía de Justicia Indígena. En la emboscada fue herido de gravedad Juan Martín Vaquerizo Torres, perito en criminalística, quien hace unos días fue trasladado a un hospital privado de Tuxtla Gutiérrez, donde se recupera. Las autoridades correspondientes no han informado si tienen alguna información acerca de quién o quiénes son los responsables de estos hechos violentos, que no pueden separarse de la disputa por el poder que prevalece entre dos grupos en ese municipio indígena de los Altos de Chiapas. Es probable que el ataque haya provenido de opositores a la alcaldesa Rosa Pérez Pérez para desestabilizar el municipio, pues últimamente la situación ha estado en relativa tranquilidad y ha sido controlada por ella. Uno de los problemas en Chenalhó, como en otros municipios indígenas, es que existen armas por todos lados, ya sea de manera individual o en grupo, por lo que es necesario que se realice una campaña de desarme a fondo, porque en cualquier momento, en cualquier disputa política o de otro tipo, pueden aparecer provocar problemas mayores como pasó con el ataque mencionado. Por fortuna no hubo muertos, pero ello no le resta gravedad al hecho. Ojalá que las autoridades den con los responsables para evitar que se repitan estos sucesos en fechas próximas. Fin.