Trabajadores del Vaticano han comenzado los preparativos finales en la Capilla Sixtina para el cónclave que iniciará el 7 de mayo y en el que se elegirá al nuevo Papa, tras la muerte de Francisco el pasado 21 de abril. Entre las acciones realizadas se encuentra la instalación de la tradicional estufa donde se quemarán las papeletas de votación, así como un falso suelo para nivelar el recinto. También se colocaron mesas de madera y accesos especiales para cardenales en silla de ruedas, mientras bomberos instalaron la chimenea por donde saldrá el humo blanco o negro que anunciará si ha sido elegido el nuevo pontífice.
El Vaticano ha reforzado además las medidas de seguridad tecnológica para garantizar el aislamiento total del proceso. Se están desactivando sensores electrónicos instalados previamente para proteger los frescos de Miguel Ángel y se prevé el oscurecimiento total de las ventanas del Palacio Apostólico que dan a la capilla. En la víspera del cónclave, se colocarán alrededor de 80 sellos de seguridad entre la residencia de los cardenales y la Capilla Sixtina, como parte del tradicional “apagón informativo” que asegura la confidencialidad de las deliberaciones.
