La Carrera Panamericana dio un salto hacia el futuro en la Etapa 4 al poner a prueba la conducción autónoma en carretera. Esto se dio a partir de una alianza con el Tecnológico de Monterrey y el Politécnico de Milán, sirviendo como plataforma para evaluar el desempeño de un vehículo autónomo en condiciones reales de ruta, con lo que se abrió una nueva etapa en la investigación sobre movilidad inteligente en México y América Latina.