El Ejército Trigarante, también conocido como el Ejército de las Tres Garantías, ingresó triunfalmente a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821; Agustín de Iturbide al frente. Sus tropas desfilaron por las calles de la capital, simbolizando el final de 11 años de lucha en busca de la independencia.
Al día siguiente, el 28 de septiembre, la Junta Soberana proclamó la independencia del Imperio Mexicano, marcando oficialmente la consumación de guerra y el inicio de una nueva etapa en la historia de México. Fue una década de intensas batallas y enfrentamientos, con victorias y derrotas, que comenzaron en 1810.
El historiador Rodrigo Moreno Gutiérrez, del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de Mexico (UNAM), explica que la consumación fue un desarrollo crucial y fundamental que incluye lo que se ha llamado la “Era de las Revoluciones”.
Etapas de la guerra de independencia
La guerra de independencia fue un proceso de cuatro etapas definidas, en las que el objetivo era lograr la emancipación de la Nueva España.
La primera etapa inicia en septiembre de 1810, con el cura Miguel Hidalgo y Costilla, “El Padre de la Patria” y quien, después de una exitosa campaña inicial, no se decidió a tomar la Ciudad de México, con lo que comienzan una serie de derrotas para los insurgentes, que culminarían con la captura y muerte de los principales caudillos, como Ignacio Allende, Mariano Jiménez y Juan Aldama.
La segunda etapa, la figura que renovó los anhelos libertarios de los novohispanos, fue el cura José María Morelos y Pavón, quien logró levantar a la mayor parte de los pueblos de los actuales estados de Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Puebla y México. Dio organización al movimiento y estableció un Congreso que redactó la primera Carta Magna de nuestro país.
En el año de 1815, Morelos, tratando de proteger al Congreso, fue apresado, juzgado y fusilado, con lo que concluye la etapa más brillante de la guerra de independencia.
Cuarta etapa: la consumación
La tercera etapa está marcada por un descenso considerable de la lucha por la independencia. Y la última etapa se inicia en 1820, se destaca Agustín de Iturbide, quien por su ambición para obtener beneficios personales y sin derramar sangre mexicana, logró reunir en torno al “Plan de Iguala” a los principales jefes e insurgentes.
También tuvo el apoyo de la mayoría de los dirigentes del gobierno virreinal, para conseguir un consenso y llegar a obtener la tan ansiada independencia.
Convirtiéndose en el “Libertador de la Patria”, después de haber combatido, sin descanso, a las fuerzas insurgentes. Iturbide forma el Ejército Trigarante, para garantizar la religión católica, la independencia de la Nueva España y la unión de españoles y americanos.
“Lo que pasa en septiembre de 1821 es el consenso entre un grupo de personas para el establecimiento de una entidad política independiente de la monarquía española; a partir de ese proyecto político se reconoce la existencia de una entidad que ya no se asumirá como perteneciente a la monarquía española constitucional, sino como una entidad política imperial monárquica constitucional que se asume independiente en términos de que puede gobernarse a sí misma”, resalta el especialista de la UNAM.
Fue en ese momento que comenzó formalmente la construcción de un Estado y la búsqueda de la finalización de un proceso bélico.
“Como toda guerra, la que se vivió en la Nueva España en 1821 reconfiguró los protagonismos individuales y colectivos, modificó las identidades políticas, redefinió objetivos, condicionó pactos y, en consecuencia, reestructuró el poder”, concluye el académico.