De acuerdo al último reporte parcial del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) se reportó que en Chiapas habían 4 millones 114 mil pobres de un aproximado de 5 millones 125 mil personas, lo que representa que el 79% de la población chiapaneca se encuentra en situación de pobreza, solamente por debajo de Oaxaca que cuenta con el 62 por ciento.
Estas cifras las dio a conocer el académico de la Facultad de Humanidades, Carlos Rincón Ramírez, dentro del marco del Foro “Pobreza, marginación y trabajo infantil” que se desarrolló en la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), donde precisó que el problema de la pobreza está asociado fundamentalmente a las políticas públicas que no están bien implementadas y a la forma en cómo se gobierna en los países.
“Hasta hoy en día no existe una política pública que esté intentando resolver de fondo el problema del hambre”, expuso el investigador y profesor de tiempo completo, quien en conjunto con otros ponentes coincidió en la imperiosa necesidad de replantear y aplicar nuevas políticas públicas por parte de las autoridades gubernamentales apoyados por el sector educativo.
Dentro de este contexto, explicó que en México existen tres organismos para evaluar y medir la pobreza: Inegi, Coneval y el Conapo, quienes han puesto de manifiesto su preocupación por el incremento de la pobreza.
Asimismo, expresó que el problema de esta compleja realidad es que la mayor parte de población que vive en esta condición son los indígenas. En la entidad el 51 por ciento de los chiapanecos y chiapanecas vive en comunidades rurales y 7 de cada 10 indígenas son pobres. Dos millones 815 mil chiapanecos viven en condición de pobreza extrema, en tanto que a nivel nacional, tres de cada 10 indígenas viven esta misma situación.
Enfatizó que “la pobreza no sólo se refiere a recursos económicos sino al acceso a los servicios, hasta informáticos, como lo es el internet”. Además de que la pobreza no es un problema de cantidad, “no a mayor ingreso hay mayor relación a mejores condiciones de vida, porque también influye el factor educativo y la cultura”.
En tanto, dentro de su participación, Enohé de Jesús Argüello Meneses, presidenta del Barzón Chiapas, destacó que “la pobreza se puede ir reduciendo desde diversas trincheras e ir escuchando las verdaderas necesidades de la gente que se encuentra en esta situación de vulnerabilidad”.
Comentó que Chiapas año tras año es ubicado en los primeros lugares en rezago económico y con mayores carencias sociales. Refirió que entre 2008 y 2009 la pobreza disminuyó únicamente el 2.5 por ciento, pasando del 44.4 al 41.9 por ciento de población en pobreza y en pobreza extrema del 11 por ciento al 7.4 %, lo que indica que hay mucho por hacer en este rubro.
En lo personal, dijo, ha tratado de apostarle al derecho de vivienda al estar consagrado dentro de la Declaración Universal de los Derechos Humanos como en el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Políticos, ya que “si no tenemos un hogar para satisfacer todas nuestras necesidades no somos personas felices”.
Aclaró que “las personas pobres no existen, más bien existen personas que han caído en el umbral de la pobreza derivado de situaciones macroeconómicas y desiciones políticas que han beneficiado a unos cuantos en la acumulación de la riqueza, por lo que no es un adjetivo inherente a las personas, sino una medición de cómo se va construyendo la sociedad”.
En su experiencia como dirigente de esta organización social, mencionó que su trabajo ha sido satisfactorio pero también reconoció que no es suficiente y las políticas públicas están mal diseñadas y aplicadas derivado de la corrupción que impera, es por ello que urge replantear las políticas públicas para atacar este cáncer social.
Finalmente, Virgilio Palacios, organizador del Foro “Pobreza, Marginación y Trabajo Infantil”, refrendó su compromiso de continuar generando estos espacios en donde se discutan los fenómenos sociales, ya que resaltó que la pobreza afecta tanto a países ricos como pobres y en un estado como Chiapas, antagónico y con contrastes muy marcados, es una realidad que hay que atacar para mejorar las condiciones y calidad de vida sobre todo de la población indígena, que es la que menos acceso tiene a servicios básicos y en general a buena calidad de vida.