A 28 años de su creación, la Reserva de la Biosfera La Encrucijada enfrenta diversos problemas, desde incendios, azolvamiento de los sistemas lagunarios y contaminación de las cuencas costeras, pero a pesar de ello, es una de las zonas naturales mejor protegidas, afirmó su director Juan Carlos Castro Hernández.
Advirtió que el cambio climático y el calentamiento global también han afectado a toda la región de la franja costera chiapaneca, tanto que “se han secado los ríos y tenemos problemas de agua desde Arriaga hasta Tapachula, por ello, es necesario seguir fortaleciendo estos modelos de protección en las reservas”.
La Encrucijada abarca 144 mil 868 hectáreas en los municipios de Pijijiapan, Mapastepec, Acapetahua, Villa Comaltitlán, Huixtla, Mazatán y Huehuetán, de las cuales más de 30 mil son manglares, algunos con alturas superiores a los 35 metros, los más altos del Continente Americano.
A esa zona además llega el 80 por ciento de aves migratorias, y entre otras especies, se pueden encontrar el jaguar, oso hormiguero, perico ala amarilla, cocodrilo americano, caimán, armadillo nueve bandas, puerco espín, tortuga golfina y tortuga escorpión e iguana.
En cuanto a las especies maderables, se encuentran cuatro especies de mangle: rojo blanco, negro y botoncillo, zapote de agua, chaca o palo mulato, entre otras.
En el marco de la celebración del 28 aniversario de La Encrucijada, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) organizó una serie de pláticas, así como presentó una exposición fotográfica en el Museo del Café en Tapachula con la finalidad de promover el conocimiento de la misma, su conservación y preservación.
Castro Hernández, quien encabezó las actividades a las que acudió como invitada la alcaldesa Rosa Irene Urbina Castañeda, sostuvo que “la Reserva de la Biosfera pertenece a todos y por ello, debemos participar en su cuidado, para evitar daños y que se pierdan especies”.
Fue en 1995 cuando se hizo la declaratoria y creación de La Encrucijada, en donde ya existían 60 ejidos, 14 rancherías y propiedades privadas, cuyos habitantes han participado para mantenerla en buen estado de conservación.