AA, 39 años rescatando familias en Patria Nueva

En medio de la pandemia, el grupo de Alcohólicos Anónimos 17 de Enero festejó 39 años de existencia, a través de los cuales cientos de enfermos de alcoholismo y sus familiares han podido superarlo.

Con cubrebocas, guardando la sana distancia y el uso de gel antibacterial, los integrantes procuran cuidar su salud para evitar contagios por Covid-19.

En calles de la colonia Patria Nueva se localiza el grupo Tradicional 17 de Enero de AA, el cual se sostiene por medio de cooperaciones, ingresos que se generan por medio de rifas y algunas actividades que ellos mismos organizan para poder solventar los pagos de renta de local y demás gastos que surgen.

El médico Daniel Santiago Cárdenas reconoció que el alcoholismo es un problema de salud pública severo, que en muchos casos puede llegar a ser mortal y destacó que el programa de doble A es un muy exitoso por medio de los doce pasos que integra, aunque también destacó que el principal factor de cambio en una persona es lograr dar el primer paso y para esto se requiere aceptar que se padece de alcoholismo.

El alcoholismo daña la parte física, psíquica y social; la primera al consumir el alcohol, la parte segunda al afectar las emociones del individuo y la parte social al momento de dañar sus relaciones familiares o sociales, afectando en muchas ocasiones lo económico.

En este sentido, dijo que la Secretaría de Salud cuenta con espacios destinados para la atención psicológica y en caso de ser necesario se puede acudir al Centro de Atención Psicológica Covid, que se ubica en el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón; a pesar de que se padezca o no la enfermedad de la pandemia, es posible recibir atención psicológica si se requiere.

Carlos “N” es uno de los integrantes del grupo, quien nos comparte que desde hace dos años decidió tratar su enfermedad.

Ante pensamientos suicidas que surgieron, anhelos de dejar de lado la responsabilidad que tiene como padre de tres hijos, un buen día reconoció que su forma de consumir bebidas no era buena y a la que al mismo tiempo había sumado el consumo de drogas de bajo costo.

Reconoce que su vida ha cambiado, porque vive en una colonia en donde hay muchos problemas de alcoholismo y drogadicción, pero este tipo de programas ayuda a evitar que el problema se agrave, porque de no existir serían más las personas que adolecerían de atención y ayuda.

Reconoció que el alcoholismo es una enfermedad crónica, progresiva y mortal, en la que se hace daño a la familia, por lo que se dio la oportunidad de llegar una noche y comenzar su camino para dejar de consumir alcohol y drogas.