En México, aproximadamente 40 mil familias de agricultores dependen directamente de las abejas, ocupando el tercer lugar a nivel mundial como exportador de miel; sin embargo, su importancia social cruza a lo ambiental, pues su labor polinizadora hace que el café tenga una dependencia del 25 % de su producción.
Se llevó a cabo la plática “Entre abejas y gente: construyendo puentes entre la academia y la sociedad”, impartida por los investigadores del Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente de la unidad San Cristóbal del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), Miriam Aldasoro Maya y Rémy Vandame.
Debido a la producción de café que tiene Chiapas, el valor de las abejas está valuado en 0.5 mil millones de pesos (mmp), con un servicio ambiental de polinización nacional de 1.2 mmp.
Las abejas son importantes porque polinizan, es decir, llevan polen de una flor a otra y así permiten la fecundación y reproducción de las plantas silvestres, también la producción de los alimentos.
De acuerdo con los investigadores, “cultivos como la calabaza, el chicle o la sandía dependen del 95 % de las abejas. Fíjense bien, si quitamos las abejas, perdemos casi toda la producción; el café tiene el 25 % de dependencia, o el aguacate 65 %”.
En México, explicaron, tenemos 46 especies de abejas de alta interacción humana, donde se ha forjado una “gran tradición con fuertes raíces históricas; respecto a esta actividad, implica la crianza de al menos 17 especies de estas 46”.
Detallaron que la crianza es posible porque se ha desarrollado un conjunto de saberes, “la gente de aquí, hoy día, conoce cuestiones etnológicas, el comportamiento de las abejas, si hay una guardiana o muchas guardianas, si salen más temprano o más tarde”.
Sin embargo, actualmente se encuentran amenazadas por patógenos químicos, pues de los 602 compuestos en el catálogo de plaguicidas, 87 autorizados por las autoridades de Agricultura son altamente tóxicos para las abejas.