En su mensaje dominical, Jaime Calderón, responsable de la diócesis de Tapachula, señaló que la vida de los cristianos en la actualidad, ante la creciente ola de violencia, no está despegada del día a día de nuestra comunidad humana, que vive una lucha encarnizada de poder entre grupos delincuenciales en la que la esperanza no es un sueño sin fundamento en la realidad ni una evasión de lo que vamos viviendo.

También dijo que los cristianos son plenamente conscientes que vivimos una realidad cruel y despiadada, sobre todo por la expresada lucha violenta de los cárteles, que le ha arrebatado el sentido a la vida y se ha olvidado del respeto a la persona, a su dignidad y reflexiona que lo que en algún momento hemos hecho con las especies de animales y plantas, “hoy lo estamos haciendo con los mismos seres humanos, nuestros hermanos, hijos de un mismo Padre”.

Jaime Calderón afirmó que “duele ver cómo el dinero y la ambición por tenerlo han llevado a perder de vista el valor de la vida de nuestros hermanos, la sociedad que habíamos organizado como país no está resultando lo que soñaron las generaciones anteriores, que lucharon y dieron su vida por una patria estable, próspera, segura, feliz y con oportunidades para todos en situación de igualdad”, e indicó que “es claro que la autoridad civil nos ha quedado a deber mucho”.

Con respecto a las autoridades, comentó que la comunidad humana que los ha elegido para velar por la seguridad y el bien común, hoy no puede vivir en paz ni trabajar con responsabilidad, honradez y sin el temor de que alguien le arrebate el fruto de su trabajo.

Añadió que es claro que el Poder Judicial no está cumpliendo su deber, porque vivimos en un país sometido al poder del más fuerte, y que es muy necesario que nos detengamos a pensar en qué estamos fallando como comunidad humana.