La investigadora y profesora de tiempo completo en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), Silvia Ramos Hernández, informó que la actividad volcánica en la entidad no ha sufrido un cambio significativo en las últimas cuatro décadas, sin embargo, en la actualidad cuentan con los instrumentos necesarios para advertir cualquier evento que ponga en riesgo a la población.
Entrevistada sobre el tema, mencionó que los proyectos de investigación en relación a los volcanes y sismos son permanentes; se revisan varios parámetros, desde la evolución hasta el agua que se almacena en el cráter y el fortalecimiento en las comunidades cercanas al Tacaná y el Chichonal.
La coordinadora del Centro de Monitoreo Vulcanológico y Sismológico de la Unicach puntualizó que las actividades preventivas con la población continúan, la intención es que las personas que viven cercanas a estas formaciones conozcan cómo se desarrollan, los riesgos que implica vivir muy cerca de un volcán activo pero, también, la vigilancia y el monitoreo que se hace por parte de los especialistas.
Ramos Hernández explicó que un cambio significativo en los volcanes podría asociarse al color del semáforo volcánico, considerando las tres categorías que se tienen: verde, amarillo y rojo. El primero muestra normalidad en las actividades, el segundo representa un ajuste en el comportamiento diario y el rojo denota un peligro inminente.
“En el caso de Chiapas, ambos volcanes, afortunadamente, los parámetros se han revisado; en todos estos -años- ha sido de un color verde, que significa normalidad. No obstante, esa normalidad no implica que permanezcan sin registro de actividad, la sismicidad es variable”.
Además, la investigadora refirió que de forma permanente vigilan el color de las aguas, la temperatura y acidez, y con base en la información que obtienen es que pueden emitir recomendaciones, en caso de que representaran una alerta social.
Finalmente, comentó que ahora cuentan con un equipo de vigilancia que reporta en tiempo real en datos y permite observar el comportamiento de los volcanes; el acumulamiento de agua, consideró, puede ser el cambio más notorio en esos espacios, debido a las precipitaciones que se presentan en la zona.