Ante la falta de respuesta de la Secretaría del Bienestar en la entidad sobre la fecha de entrega de tarjetas para los adultos mayores, mismas que les fueron retiradas y por lo que hoy no pueden cobrar su apoyo bimestral, estos hicieron una petición al presidente Andrés Manuel López Obrador debido a que temen perder el monto económico y el beneficio que ha sido un apoyo del actual Gobierno Federal.
En los testimonios de adultos que enfrentan este problema, entre ellos Bertita de León Nandayapa, de 80 años y Francisco Rivera Solís, de 75, ambos originarios y con domicilio en Tapachula, quienes argumentaron que son casi tres bimestres en que la Secretaría del Bienestar tiene congelados sus apoyos, y aseguraron que situación similar ocurre con decenas de abuelitos que visitan diariamente la dependencia en busca de una respuesta.
Señalan que desde de marzo los adultos mayores cobraron su último apoyo de la Pensión Universal para Personas Adultas Mayores, programa estandarte del gobierno de la 4T y elevado a rango de ley, pues con el pretexto del cambio de tarjetas, los abuelitos dejaron de percibir el apoyo económico dos mil 550 pesos cada dos meses.
Es decir, en septiembre, los abuelitos dejarían de percibir siete mil 650 en total, pero su temor es que la dependencia no se los haga efectivo, pues han escuchado rumores que al recibir la Tarjeta del Bienestar solo recibirán el último pago y no el retroactivo, a pesar de que ese recurso se etiquetó desde el año pasado.
Mencionaron que al acudir a la dependencia federal en Tapachula para conocer el motivo de por qué tardan tanto en entregarles la tarjeta, son tratados de manera déspota por los funcionarios, y en lugar de que se disculpen por la tardanza, los abuelitos salen regañados.
Contaron que el recurso que obtienen por esta pensión universal les sirve para el pago de sus alimentos, medicinas y la renta de sus casas, así como pago de servicios, por lo que al no contar con el recurso tienen que pedir fiado o prestado y se han dedicado a trabajar en lo que pueden para solventar sus gastos. En el caso de doña Bertita vende cajas de cerillos y otros productos pequeños, y don Francisco de velador y en la limpieza de predios.