Advierten por crisis auditiva en la capital

Advierten por crisis auditiva en la capitalLa ciudadanía debe exigir condiciones adecuadas en la obra pública. Carlos Lo´pez / CP

Joseliny Omar Díaz Torres, arquitecto e integrante del colectivo Menos Puentes Más Ciudad, explicó acerca de la contaminación auditiva presente en la capital, advirtiendo sobre la falta de datos oficiales y políticas públicas eficaces para enfrentar la problemática; al mismo tiempo, identificó al transporte, la obra pública y el uso excesivo del claxon como principales generadores de ruido.

La contaminación auditiva, es un fenómeno que afecta profundamente la salud y el bienestar de los habitantes en la ciudad.

Díaz Torres señaló que, actualmente no existen datos precisos ni mediciones sistemáticas sobre los niveles de ruido en la ciudad, lo que impide tener un diagnóstico real y elaborar estrategias efectivas.

“Los niveles de contaminación auditiva varían mucho entre zonas como el centro o los libramientos, comparados con colonias más periféricas. Hacer mediciones sectorizadas es clave, pero eso todavía no ocurre”, puntualizó.

Transporte y obra pública: los grandes generadores de ruido

Aunque existe cierto control sobre los niveles sonoros permitidos en negocios y zonas habitacionales a través de permisos otorgados por la Secretaría de Medio Ambiente y Movilidad Urbana, los principales contaminantes provienen del transporte y la obra pública.

“El uso indiscriminado del claxon, especialmente en zonas céntricas y de alto tránsito, debería ser objeto de políticas más estrictas, con campañas de sensibilización dirigidas al cuerpo de tránsito y a la ciudadanía”, explicó.

Efectos en la salud

Los efectos del ruido en la salud son múltiples y documentados.

Según Díaz Torres, la exposición constante puede causar taquicardia, ansiedad, problemas digestivos, estrés crónico, alteraciones del sueño e incluso daños auditivos irreversibles como el tinnitus.

Además, subrayó que ciertos sectores de la población son especialmente vulnerables.

“Las personas con neurodivergencias, como quienes viven con autismo, TDAH, ansiedad o depresión, son mucho más susceptibles a los efectos del ruido. Para ellas no es solo una molestia, sino un detonante de crisis físicas y emocionales”, afirmó.

Una barrera natural contra el ruido

Una de las soluciones más efectivas y al alcance para mitigar el ruido urbano es el arbolado urbano.

Los árboles no solo proveen sombra y regulan la temperatura, sino que también actúan como barreras acústicas naturales.

Sin embargo, lamentó que en Tuxtla, las podas excesivas impiden que los árboles cumplan con esta función.

“Pareciera que tenemos muchos árboles, pero no están en condiciones óptimas. Si no se cuidan, si se podan en exceso, pierden su capacidad de absorber el ruido y su utilidad como filtro natural se desvanece”, enfatizó.

Falta de reglamentación efectiva y participación ciudadana

Aunque la ciudad cuenta con un reglamento que establece los máximos de decibeles por zonas, no existe un monitoreo público continuo ni claridad sobre cómo se aplica a la obra pública, lo que deja vacíos importantes en su cumplimiento.

Además, muchos ciudadanos desconocen los procedimientos para reportar o solicitar revisión de los niveles de ruido en su entorno.

La participación ciudadana, indicó, es clave para cambiar este panorama.

Desde plantar árboles en los frentes de sus viviendas, evitar el uso innecesario del claxon, hasta exigir condiciones adecuadas en la obra pública, la ciudadanía puede y debe involucrarse activamente.

“Necesitamos informarnos, actuar y exigir que nuestras ciudades se diseñen pensando en el bienestar sonoro”, puntualizó.