Chiapas como principal puerta de entrada de la migración en el sur de México está viviendo una transición al dejar de ser solo un territorio de paso migratorio hacia el asentamiento permanente, un cambio que debe gestionarse con políticas de integración claras, para evitar caer en discriminación y narrativas xenófobas, advirtió la académica Elisa García López.
“México es ya un país de inmigración, es decir, somos un país de asentamiento permanente y vamos a hacerlo cada vez más”, expuso.
Migrantes se quedan en México
La académica del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), explicó que las políticas migratorias restrictivas de Estados Unidos están obligando a miles de personas a quedarse en territorio nacional.
García López identificó como el “mayor riesgo” la posible generación de un miedo al inmigrante en una entidad con graves problemas estructurales de pobreza y desigualdad como Chiapas.
La investigadora, de origen español, puso sobre la mesa la experiencia europea como espejo de alerta, donde a raíz de un incremento abrupto de la inmigración emergieron partidos xenófobos que antes no existían.
Explicó que el surgimiento de la ultraderecha en muchos países europeos tienen como uno de sus motores el miedo al inmigrante “eso que aquí todavía no es un problema, pero puede llegar a serlo si no lo gestionamos bien” dijo.
Ejemplos
Citó ejemplos locales donde la convivencia se ha tensado, como en Palenque, Pijijiapan o Tapachula, en zonas aledañas a albergues donde vecinos se han alarmado ante la llegada de personas extranjeras.
La advertencia de la investigadora es clara, el momento para actuar es ahora, se debe fomentar mensajes responsables y construir políticas públicas que garanticen derechos para lograr una integración real, antes de que la desconfianza y la desigualdad siembren un conflicto social evitable.












