Agricultura en la Frailesca, afectada por varios factores

Desde hace algunos años la región Frailesca enfrenta un grave problema sobre la agricultura y la baja rentabilidad de los cultivos, principalmente de maíz, a causa del bajo rendimiento de tres a cuatro toneladas por hectárea, debido a la erosión de los suelos, los cuales tienen problemas de compactación y acidez, baja diversificación de los sistemas agrícolas y alta vulnerabilidad por el cambio climático.

Otras de las causas son los altos costos de producción, hasta de cuatro mil 400 pesos por tonelada, lo que se debe al uso ineficiente de insumos como el nitrógeno, el alto costo de los fertilizantes, la baja tecnificación en las labores agrícolas, falta de organización con enfoque productivo y dificultad para acceder a financiamiento.

Estos datos fueron comentados por Rubén de la Piedra Constantino, técnico certificado en agricultura sustentable por el Cimmyt y colaborador del mismo en la región Trópico Bajo de Chiapas, durante el foro “Agricultura de Conservación: Resultados de Investigación del Cimmyt en Chiapas”.

Esta actividad se realizó como parte de la campaña “Chiapas no quema”, la cual se desarrolla en sintonía con la iniciativa nacional “Mi parcela no se quema”, en una acción conjunta de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), Walt Mar Foundation, a través del HUB Chiapas y otros colaboradores locales e internacionales.

Enfatizó que la región Frailesca es muy importante no sólo en Chiapas, sino a nivel nacional, al ser considerada como una zona altamente productora de maíz, donde el 35 % de la superficie se cultiva en terrenos de ladera, con una pendiente de hasta 70 % en algunas parcelas; el resto se cultiva en terrenos planos, pero enfrenta serios problemas.

Indicó que hay una serie de retos a vencer para el futuro, como alimentar a un mundo con una población proyectada de 10 mil millones de personas para el 2050, aunado al cambio climático, considerando que la agricultura aporta el 25 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, aunque es una actividad afectada por sequías, inundaciones y aumento de la temperatura.

Mencionó que las ideas centrales que guían la investigación de sistemas de cultivo se fundamentan en maximizar la utilidad en lugar del rendimiento, basándose principalmente en la diversificación del sistema, acompañado con la disminución en el uso de insumos externos para reducir sus efectos secundarios y aumentar la utilidad para los agricultores.

Refirió que para generar y recomendar una tecnología, una condición es que se reduzca el impacto ambiental. Se sabe que el sistema de cultivo ideal es un objetivo en movimiento, el cual se ajustará a medida que surjan nuevos conocimientos.