A través de la presentación “Ecosistemas críticos de Chiapas: caso de la selva baja caducifolia de la Depresión Central”, Mercedes Gordillo Ruiz, investigadora en la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (Semahn), dijo que dicha vegetación se está enfrentando a una alarmante reducción de su área de distribución original y los impactos negativos son provocados por las actividades económicas del ser humano.
Lamentablemente, de los factores que han contribuido de manera directa a la degradación de este espacio, es el avance que han tenido la agricultura y la ganadería; en contraparte, la explotación de dicho recurso maderal no ha impactando tanto, debido a su bajo valor comercial.
De acuerdo con la información de la investigadora, este tipo de vegetación en la entidad tiene una longitud que abarca más de nueve mil kilómetros cuadrados, sin embargo, también es un ecosistema que ha sido catalogado en un nivel de amenaza y degradación importante.
Gordillo Ruiz enfatizó que la selva baja caducifolia ha sido “pobremente estudiada”, es decir, la transformación de esta vegetación ha sido más rápida que la capacidad de entenderla y comprenderla.
Recordó que mantener sanos estos lugares es clave, debido a que algunos estudios que se realizaron en años anteriores por personal de la Universidad Autónoma Nacional de México (UNAM), revelaron que en los nueve mil kilómetros cuadrados que componen la Depresión Central se hallaron 996 especies de flora, aunque se desconoce el número de ejemplares y especies de fauna.
“Se han encontrado datos que, a pesar del alto grado de degradación que tiene el ecosistema en la entidad, aún conservan valores biológicos importantes”, complementó la investigadora.
Una de las noticias agradables que encontraron es que los bosques aunque están perturbados, aún tienen una riqueza de especies florísticas que compiten en número con todos los sitios de menor manejo en conservación.
Finalmente, comentó que el bosque ha recuperado espacios en aquellas zonas que fueron alteradas para otra actividad económica pero que, con el paso del tiempo, no fueron tan redituables; esas zonas conservan elementos secundarios importantes, pero requieren de un trabajo mayor para su conservación.