Alonso Meza, peluquero por más de tres décadas, reflexionó acerca de la estrecha fidelidad de las personas para con los especialistas del corte de cabello, llegando a la conclusión de que es la confianza adquirida con los años el motivo principal para mantener este vínculo como uno de los más duraderos.
Aprendizaje
Loncho -como se refiere la mayoría de sus clientes- aprendió este arte con su papá, quien desde pequeño trabajó en el campo en Copainalá, pero ante las ganas de seguir superándose migró a Tuxtla Gutiérrez para aprender diferentes oficios con el fin de llevar el plato de comida a su familia.
"Hubo muchos empleos hasta que aprendió a cortar cabello porque mis tíos también se dedicaron a esto. Empezamos a aprender porque si tú te das cuenta, al menos nosotros, antes no te preguntaban si querías, simplemente te decían tú vas a hacer esto y nosotros pues éramos un poquito más obedientes", recordó.
Loncho aprendió a cortar cabello a los 17 años, pero al principio rechazó dicha idea por dos motivos. "La primera es porque estaba joven y no sabia lo que quería y, la segunda, porque no le llamaba la atención, sin pensar que ser peluquero sería fundamental para su vida".
Puliendo su técnica
Alfonso estudiaba lo realizado por su papá en cada corte de cabello, para luego ir puliendo su técnica.
"Me llevó un buen tiempecito aprender. ¿Cuánto? Unos tres meses, quizá más. O sea, no es tan fácil de lo que piensas, tal vez las bases si la aprendes en tres meses, pero es necesario ir de a poco", relató.
Meza habló sobre los diferentes tipos de clientes al momento de cortar el cabello. Por ejemplo, atender a un infante siempre será un reto para cualquier peluquero, ya sea porque se mueven, lloran o piden a su mamá o papá; además de que su piel es más sensible.
Amistad verdadera
El peluquero, ubicado en la 8va Sur Poniente, entre calle Central y 1ra Poniente de la ciudad capital, considera que es la amistad lo más valioso de su trabajo.
"Tengo muchos clientes que les empecé a cortar cabello desde chavitos. Ahorita son ya son profesionistas y tienen una familia; ahora me traen a sus hijos. Valoro mucho eso, el poder hacer amistad con la gente, desde un albañil hasta un funcionario público, todos ellos te dejan una enseñanza muy padre", expresó.
Además, asegura tiene clientes con más de quince o hasta veinte años de fidelidad, quienes al momento de arribar por un corte de cabello le han compartido sus triunfos, derrotas y ambiciones.
"Aparte de un buen de corte de cabello, uno sirve como paño de lagrimas para muchas personas. Me han contado desde divorcios, pleitos con hermanos, pleitos de herencias y confían en que uno los escuche", dijo.
Los clientes llegan cabizbajos, confusos y e inclusive derrotados al local de Loncho, pero al momento de avanzar con los tijeretazos, el paso de la maquina y la cortada con navaja, también existe un círculo de confianza capaz de reconfortar.
"Yo no estoy para dar consejos, pero el escuchar les sirve muchísimo. Y si aparte le das un consejo desde nuestra propia experiencia, ellos salen bien fortalecidos. Otra de las cosas es que yo, yo soy católico de nacimiento, tuve enseñanza de mis papás. Y a veces esas experiencias, esas anécdotas que yo sé, se las transmito", agregó.
La peor de las rachas
Así como cientos de miles de personas su peor racha fue durante la pandemia por el covid-19.
Habló sobre el desconocimiento de dicho virus y las medidas de seguridad y la cuarentena, sin tomar en cuenta las necesidades económicas de los sectores que están al día.
"A nosotros no nos perdonaron la renta. Teníamos que estar ahí constante con el pago. Lo que hice fue hablarles a mis clientes e ir a cortar a domicilio, tenía que buscarle. Llegaba a las casas y me bañaba. Fueron tiempos difíciles", sostuvo.
Si bien la pandemia terminó su momento más critico a finales de 2022, para Alfonso fue un reto recuperarse: "son mis clientes de antaño los que me sostienen aún, también los nuevos clientes que vamos haciendo todos los días. Ahí vamos, pero te digo no se ha recuperado al cien, la competencia hoy en día está durísima".
Dicha competencia es ubicada por dos sectores. El primer es por las personas que dicen ser barberos, en su mayoría jóvenes quienes se unieron a la moda de colocar dichos locales. Por otro lado, la migración y las condiciones políticas han hecho que cientos de personas se queden en Chiapas, siendo una de las fuentes de ingreso más recurrentes y baratas el cortar cabello.
Fidelidad
"Los clientes me lo han externado muchas veces, yo no te cambio porque ya eres mi peluquero de años, este cabello que traigo tú me lo acomodaste. Aparte de eso, se va creando un vínculo entre el cliente y el peluquero. Y yo se lo he dicho. Nosotros también nos acostumbramos mucho al cliente. Una vez que viene nos saludamos y se sienta, empiezan a trabajar y la platicar. Ya la mano solita empieza a trabajar y el cliente si tiene alguna bronca nos la dice o simplemente una anécdota de su trabajo", manifestó Meza sobre el cuestionamiento del por qué existe una fidelidad entre los peluqueros y los clientes.
El vinculo es de los más sinceros, porque no se basa en un interés económico sino en la confianza.
Reivindicación
Por último, Loncho hizo una invitación a la gente para reivindicar el papel de los peluqueros, esto en vista de que ahora se busca más al barbero o bien otro tipo de modas que hacen relegar a dicho sector.
Por tanto, el llamado fue a que vuelvan con lo peluqueros quienes cuentan con una amplia calidad y el plus del conejo.
El local de Alonso "Loncho" Meza se encuentra lleno de posters del América, una pantalla transmitiendo deportes todo el tiempo, una maquina de dinero y un espacio acogedor para quienes busquen un buen corte y un plus de un consejo.