Chiapas es el corazón cultural del sureste mexicano, ya que alberga una diversidad étnica y lingüística excepcional reconocida constitucionalmente.
Doce pueblos indígenas —tseltal, tsotsil, chol, zoque, tojolabal, mam, kakchiquel, lacandón, mocho, jacalteco, chuj y kanjobal— tejen el mapa cultural del estado, cada uno con lenguas ancestrales que resisten al tiempo.
Estos grupos, distribuidos en sus territorios históricos, mantienen vivas las tradiciones milenarias pese a los desafíos contemporáneos.
De acuerdo al estudio “Población Indígena en México: Características Sociodemográficas”, publicado por el Consejo Nacional de Población (Conapo), con el 35.5 % de su población viviendo en hogares indígenas, Chiapas se consolida como el tercer estado con mayor presencia autóctona de México, junto con Oaxaca albergan a uno de cada tres indígenas nacionales.
Juventud predominante
La población indígena chiapaneca es predominantemente joven, el 29.8 % tiene entre 0 y 14 años, superando la media nacional no indígena (24.9 %).
Sin embargo, esta juventud contrasta con profundas desigualdades. Dos de cada diez mujeres indígenas adultas son analfabetas, y casi el 10 % de los niños entre seis y 14 años no asiste a la escuela. La escolaridad promedio apenas alcanza los seis años en mujeres y 6.9 en hombres, frente a los 9.6 años de los no indígenas.
El municipio de Ocosingo emerge como el de mayor población indígena del país con 217 mil 900 personas (93.2 % de sus habitantes). A nivel estatal, 47 municipios registran una presencia de población originaria superior al 40 %, y de ellos, 35 superan el 70 %.
Carencias
Estas comunidades enfrentan carencias críticas, solo cuatro de cada diez viviendas tienen agua entubada dentro de la casa, y apenas el 23.6 % cuenta con computadora o tablet. El acceso a internet es limitado (43.5 %), y el celular, aunque más extendido (77.0 %), no compensa la brecha digital.
Pese a presiones históricas, estas comunidades defienden su identidad. El censo registra más de 1.4 millones de hablantes de lenguas indígenas en Chiapas, 12 % de ellos monolingües. La vitalidad de estas culturas depende no solo de políticas públicas, sino del reconocimiento social; cada palabra en tsotsil, cada ritual zoque o tejido tojolabal es un acto de resistencia que enriquece a México. Como testigo de esta grandeza, Chiapas exige al país escuchar sus voces milenarias.