El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt) enfatizó que es urgente restaurar las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas de Chiapas que se encuentran degradadas por la convergencia de diversos factores climáticos y las actividades humanas.

A través del artículo llamado “¿Podría Chiapas convertirse en un desierto?”, expertos comentaron que aunque la palabra desertificación propicia imaginar la formación de un desierto o su avance, en realidad hace referencia a un proceso de degradación del suelo muy particular donde intervienen los cambios en los patrones climáticos (principalmente asociados a la humedad y la precipitación).

Y en este último proceso se suma la sobreexplotación del suelo por la actividad agrícola, el sobrepastoreo, la deforestación, el uso de sistemas de irrigación inadecuados y el manejo forestal inapropiado.

Investigadores afirman que la desertificación puede presentarse incluso en los estados donde aparentemente no habría problemas mayores con los recursos hídricos. Y es que si bien Chiapas se caracteriza generalmente por la presencia de amplias zonas de bosque, una alta precipitación y numerosos cuerpos de agua (de hecho se estima que abastece de agua al 30 % del país), en décadas recientes ha perdido un poco más de la mitad de sus bosques (principalmente por la deforestación para actividades agropecuarias) y registra alrededor de seis mil 600 incendios al año, muchos de ellos causados por quemas agropecuarias.

Además, Chiapas es uno de los estados en donde se han documentado algunos de los primeros casos de modificación climática basada en registros (en Tapachula y Malpaso, por ejemplo, las precipitaciones anuales han disminuido en más de 300 milímetros y las temperaturas se han elevado de forma consistente).