El Zoológico Miguel Álvarez del Toro (ZooMAT), situado en la parte oriente de Tuxtla Gutiérrez y compuesto de 110 hectáreas, es un recinto que alberga a unos mil 500 ejemplares que son nativos de Chiapas, un 25 % de ellos está en una etapa de longevidad y, en algunos casos, se han convertido en abuelos al ser especies que se han reproducido para dar paso a nuevas generaciones.
Pedro Aguilar Aragón, curador general de Exhibición de Fauna Silvestre del ZooMAT, explicó que hay ejemplares que han pasado toda su vida al interior de ese recinto y con el paso de los años comienzan a padecer situaciones relacionadas con su salud, no obstante, cuentan con personal especializado para atender esas dolencias.
La longevidad de los animales es muy variada, sin embargo, bajo cuidado humano (en lugares que tienen los recursos materiales necesarios) las expectativas de vida se amplían. Como un ejemplo: hay un coyote en exhibición con 14 años de edad, en su espacio natural no sobrevive más de ocho años.
Este en particular presenta una complicación que es notoria cuando camina, tiene cojeras que le impide una mayor movilidad, pero es consecuencia de su longevidad. El personal del zoológico, dijo el curador, revisa de manera periódica a los animales; dependiendo de las condiciones se toma la decisión de conservarlos o no en exhibición.
Los más viejos en el ecosistema
Aguilar Aragón explicó que la longevidad entre las especies de mamíferos, reptiles, aves o invertebrados es variable. En las tortugas, por ejemplo, han encontrado casos donde llegan a vivir (dependiendo las condiciones) hasta 100 años.
En el caso de las aves, particularmente las guacamayas, pueden vivir hasta 70 años, mientras que los loros rondan en los 50. En el caso de los monos, los más viejos pueden alcanzar hasta 45 años; llegar a esa edad les trae algunas limitaciones de movimiento. “No porque estén viejitos los vamos a retirar de la exhibición y ponerlos en lugares de menor calidad”, aclaró el curador.
Una de las figuras más emblemáticas que tiene el ZooMAT es el jaguar. Este animal bajo cuidado humano puede llegar hasta los 21 años de edad, pero en la vida libre se reduce a 16. En este recinto también se atiende a un zopilote rey que presenta problemas de visión, producto de su edad. El animal fue aislado a un sitio más cómodo, para evitar el estrés y ruido de otros ejemplares.
La comida, clave para la salud
Para cuidar a los animales más longevos, el personal del zoológico cuida las dietas que entregan diario a los que están en exhibición, es decir, algunos perdieron sus piezas dentales y es más difícil que mastiquen los alimentos, a ellos se les tiene que dar en trozos más pequeños.
Dependiendo de la gravedad que enfrenten, a las especies también se les aplican medicamentos para que disminuyan su dolor o incomodidad. Todo esto se hace de manera conjunta entre veterinarios y quienes a diario llevan las frutas, verduras y las carnes a la jaula.
Dentro de los animales del ZooMAT, algunos han quedado inmortalizados después de la vida terrenal. El ejemplo claro es Sambo, un jaguar negro que vivió por encima de su edad promedio. Falleció a los 21 años y hoy se puede disfrutar de su figura dentro del museo. Sucede lo mismo con las águilas arpías. A pesar de la longevidad que tienen varios ejemplares, a ninguno se le deja en el abandono, al contrario, reciben cuidados más especiales en su dieta y medicinas.












