Antiguos mayas sabían enfrentar inundaciones

Antiguos mayas sabían enfrentar inundacionesSe generaron importantes canales pluviales. Daniel García / CP

Un estudio pionero publicado en Revista Reflexiones revela cómo las sociedades mayas que habitaban las riberas del río Lacantún, en la selva chiapaneca, diseñaron sistemas ingeniosos para controlar el agua; sus lecciones “podrían inspirar la adaptación climática” en un mundo donde fenómenos como los huracanes son cada vez más frecuentes.

Mediante tecnología LiDAR aérea y drones, un equipo internacional de arqueólogos liderado por Whittaker Schroder (Universidad de Florida) escaneó dos mil 100 km² de la cuenca baja del Lacantún, cerca de la frontera con Guatemala.

El estudio se llama “Oportunidades y retos en el manejo del agua entre del paisaje ribereño en la cuenca baja del río Lacantún”, realizados por Whittaker Schroder de la Universidad de Florida, Moisés Ramiro Talavera, investigador independiente de Puebla y Guillermo Lara Bolaños de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

Patrones

Los hallazgos, respaldados por excavaciones y colaboración con comunidades locales, muestran patrones, como los asentamientos estratégicos.

Las ciudades principales como Benemérito Primera Sección y El Palma se ubicaban en zonas altas con drenaje natural, evitando inundaciones extremas.

Los campos también eran a prueba de agua, con sistemas de canales en sitios como La Oaxaca y Rancho San Juan permitían drenar el exceso de lluvia y retener humedad en sequías. Estos campos se situaban arriba de las llanuras aluviales, minimizando riesgos.

“Los mayas no solo entendían los ciclos naturales; transformaron el paisaje para convivir con ellos”, explican los investigadores. “Sus estrategias combinaban conocimiento local, tecnología simple y una organización social descentralizada”.

Desentrañar el pasado

El estudio utilizó dos fuentes de LiDAR, los datos de la NASA del año 2013, recolectados para evaluar biomasa forestal, y el escaneo con drones GatorEye (2019), con mayor precisión para detectar estructuras arqueológicas.

Esta tecnología reveló lo que el ojo humano no ve, redes de canales agrícolas, represas y plataformas elevadas que protegían cultivos y viviendas. En Rancho San Juan, por ejemplo, canales de 20-30 cm de profundidad, posiblemente prehispánicos, aún influyen en el drenaje actual.

Lecciones para el presente

Las inundaciones de 2020 en Benemérito de las Américas demostraron que los riesgos persisten. Según el estudio, las estrategias mayas ofrecen claves para la planificación moderna.

Principalmente al evitar construir en llanuras inundables pues los centros urbanos mayas estaban cerca de ríos, pero en terrazas elevadas.

Además demuestran pasos en la agricultura adaptativa con campos canalizados que podrían revitalizarse para cultivos resilientes. Y se subraya la gestión comunitaria del agua con las cisternas (“aguadas”) que eran mantenidas a nivel doméstico y no por élites lo que promueve autonomía local.

“Este conocimiento indígena, registrado en el paisaje, es vital para enfrentar el cambio climático”, destaca el estudio.

Un legado que perdura

El proyecto, apoyado por comunidades indígenas como Quiringüicharo, también rescata la historia política de la región, los sitios estudiados pertenecieron al reino maya de Lakamtuun (“Gran Piedra”), que dominó la zona entre los siglos V y IX d.C. Hoy, sus soluciones ecohidráulicas emergen como un testimonio de resiliencia.

“Su legado nos enseña que habitar paisajes frágiles exige observación, innovación y respeto por los ritmos del agua”, subraya la investigación.