Atuendo del parachico, con un gran significado

En el mes de enero, con la Fiesta Grande se esperan los días de celebraciones en el Pueblo Mágico de Chiapa de Corzo, debido a que los parachicos, las chiapanecas y chuntás salen a danzar. Las calles se llenan de colores y, como cada año, la tradición vuelve a resaltar.

Por la relevancia que han cobrado estas actividades, las cuales han impregnado de gran identidad a este pueblo, desde el año 2009 la Unesco declaró a la Fiesta Grande (al “Parachico”) como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Ver a un parachico no solo impone respeto a una cultura milenaria, también debe entenderse cada elemento que se porta y que se luce en fechas especiales, iniciando desde el 4 de enero.

Ernesto Alonso Jiménez Trejo, parachico desde hace 49 años, explica que el atuendo inicial se compone de un pantalón, generalmente, negro; aunque puede variar en su forma y color. Lo mismo para la camisa, la cual suele usarse blanca o negra, porque no atiende a una regla.

Jiménez Trejo utiliza una chalina que está bordada a mano. Cuando se viste en casa de compañeros y amigos, al son del carrizo y el tambor, la actividad puede llevar unos 50 minutos. Es común que en ese momento se pueda disfrutar de algún licor.

Parte de los elementos

Después viene la colocación de las bandas que resaltan por las tonalidades en azul, amarillo, rosa y verde. Para sostenerlas se requiere de algunos alfileres de gancho.

Con el paso del tiempo, Ernesto Alonso actualiza su indumentaria porque es algo que le gusta, luciendo cada diseño. Tiene varias prendas que comparte con sus amistades que por igual gustan de salir. “Aquí se les recibe con mucho cariño; quien abraza nuestra tradición, nos abraza a nosotros”, expresó.

Posteriormente, hay que cubrirse la cabeza con los paños para que haya un uso correcto de la máscara, la cual es tallada generalmente de madera de cedro. En la parte del cabello se coloca una montera y también una banda para sostener la máscara.

Después de realizar la primera parte ceremonial de la indumentaria, se procede a la colocación del sarape y en una de las manos se sujeta el chinchín, que es una sonaja que puede estar elaborada de madera o lata. Ya con eso queda listo el parachico, para salir a divertirse a las calles.

Ser parachico, relata don Ernesto Alonso, es el mayor sentimiento que puede tener para venerar a los santos patronos del pueblo, siendo uno de ellos san Sebastián mártir. “Bailo con mucha devoción hacia él, lo hago con mucha energía, con la que Dios me permite. Me siento satisfecho, creo que he cumplido con esa devoción que yo tengo”.