Por factores hasta ahora desconocidos, el kilogramo de pollo fresco se ha elevado desde el pasado mes de marzo, teniendo diferentes repercusiones en la economía familiar, pero también para los vendedores de este producto.
Los locatarios que venden este alimento en el mercado Juan Sabines, en el centro de Tuxtla Gutiérrez, relevaron que el precio no ha dejado de subir en los últimos dos años.
Incremento
Es así que ha pasado de 60 a 85 pesos el kilogramo en los últimos tres años. En el caso de los comerciantes, desconocen los motivos por los que se eleva el precio, puesto que los productores son locales.
En este escenario, los estragos no se han hecho esperar: los locatarios exponen que además de las ventas, las ganancias también han caído.
“Claro que nos afecta demasiado, bajan las ventas y por ende, bajan los ingresos que de por sí son pocos. Anteriormente sabíamos cuántos pollos vendíamos en promedio por día y en los fines de semana; ahora es distinto, hay días en los que sí se vende y otros en los que no, así hemos estado por un buen tiempo”, comentaron.
Inestable
Añaden que el precio del pollo no es estable desde la emergencia sanitaria, cuando hubo una variación importante, lo que ha provocado su desestabilización desde hace cuatro años.
“En este 2024 subió 5 pesos el kilo, pasó de 75 a 80 pesos. Se espera que por lo menos regrese a los 75 pesos, pero los distribuidores no nos han dicho nada hasta el momento”, expresaron los vendedores.
Los comerciantes del mercado también están batallando con la competencia desleal que se ha establecido desde hace ya varios años.
“Acá afuera del mercado se han instalado varias pollerías, que dan más barato el pollo, pero no dan los kilos completos; es un tema complicado que compete a las autoridades atender pero no lo han hecho”, insistieron.
Lamentablemente la economía familiar y los ingresos para los pequeños comerciantes son las principales afectaciones por el incremento en los comestibles.